En los Lugares Celestiales

340/367

“Mientras puede ser hallado”, 4 de diciembre

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Isaías 55:6. ELC 347.1

Está por sobrevenir, con rapidez y seguridad, una culpabilidad casi universal sobre los habitantes de las grandes ciudades a causa del constante aumento de la resuelta maldad. Dios le ha dado vida al hombre, a fin de que por medio del conocimiento de la Palabra y la práctica de sus principios, el agente humano llegara a ser uno con Dios, obediente a la voluntad divina. Pero Satanás ha estado obrando constantemente mediante muchos engaños para llevar al hombre a enemistarse con Dios. ELC 347.2

En el mundo antediluviano los agentes humanos introdujeron toda forma de prácticas engañosas y artificiosas para dejar sin efecto la ley de Jehová. Pusieron a un lado su autoridad porque interferiría con sus planes. Como en los días antes del diluvio así ahora está ante nosotros el tiempo en que el Señor Dios ha de revelar su poder omnipotente... ELC 347.3

Durante años Satanás ha estado obteniendo el control de las mentes humanas mediante sofisterías sutiles que ha inventado para que ocupen el lugar de la verdad. En este tiempo de peligro los que obran el bien, en el temor de Dios, glorificarán su nombre con las palabras de David: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley”. Salmos 119:126.—The Review and Herald, 11 de octubre de 1906. ELC 347.4

Nuestro Dios es un Dios compasivo. Trata a los transgresores de su ley con longanimidad y tierna misericordia. Y no obstante, en el tiempo presente, en que hombres y mujeres tienen tantas oportunidades para familiarizarse con la ley divina como está revelada en la Santa Escritura, el gran Gobernante del universo no puede contemplar con satisfacción las ciudades impías, donde reina la violencia y el crimen.—The Review and Herald, 18 de octubre de 1906. ELC 347.5

Ahora es el tiempo en que debiera haber humillación del corazón ante Dios. Busquémosle mientras puede ser hallado por el lado del perdón y no por el del juicio.—The Review and Herald, 11 de octubre de 1906. ELC 347.6