En los Lugares Celestiales

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Cristo accesible mediante su espíritu, 26 de noviembre

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Juan 16:7. ELC 339.1

Cristo dijo: “Os conviene que yo me vaya”. Nadie podría entonces tener ventaja alguna debido a su situación o su contacto personal con Cristo. Espiritualmente, el Salvador sería accesible a todos y en este sentido estaría más cerca de nosotros que si no hubiese ascendido a lo alto. Ahora todos serían igualmente favorecidos al contemplarlo a él y reflejar su carácter. El ojo de la fe lo ve a él siempre presente, en toda su bondad, gracia, paciencia, cortesía y amor, atributos espirituales y divinos. Y a medida que lo contemplamos, somos transformados a su semejanza.—The Review and Herald, 5 de diciembre de 1912. ELC 339.2

Para cualquiera de nosotros es imposible que obremos este cambio por nuestro propio poder o nuestros esfuerzos. El Espíritu Santo, el Consolador, el que Jesús dijo que enviaría al mundo, es el que transforma nuestro carácter a la imagen de Cristo; y cuando esto se realiza reflejamos, como un espejo, la gloria del Señor. Es decir, que el carácter de quien así contempla a Cristo es tan semejante al de él, que quien lo observe ve el carácter de Cristo brillando como en un espejo. Sin que lo notemos, somos cambiados día tras día de nuestros caminos y voluntad, a los caminos y voluntad de Cristo, en la hermosura de su carácter. Así crecemos en Cristo e inconscientemente reflejamos su imagen... ELC 339.3

Enoc tuvo al Señor siempre ante sí y la Palabra inspirada dice que “caminó con Dios”. Hizo de Cristo su compañero permanente. Estaba en el mundo y realizó sus tareas en el mundo; pero estuvo siempre bajo la influencia de Jesús. Reflejó el carácter de Cristo, manifestando las mismas cualidades en la bondad, la misericordia, la tierna compasión, la simpatía, la paciencia, la humildad, la mansedumbre y el amor.—Ibid. ELC 339.4