En los Lugares Celestiales

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A uno de los más pequeños, 14 de noviembre

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de éstos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:40. ELC 327.1

Cristo se interesa personalmente en las necesidades de sus hijos. Considera cualquier descuido o negligencia para con sus hermanos como un descuido hacia él, y un beneficio concedido al más humilde de ellos como si lo recibiera él mismo... Aquel a quien la Providencia ha colmado de bendiciones, pero que cierra la puerta de su corazón para reprimir todos los impulsos generosos que se expresarían en hechos de caridad y bondad, oirá de los labios del Maestro las solemnes palabras: “En cuanto no lo hicisteis a uno de éstos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”. Vers. 45. El amor de Cristo no puede existir en el corazón sin un amor correspondiente por nuestros semejantes... ELC 327.2

La salud física y la espiritual sufren por la inacción. El que es perezoso en la viña, que vive para sí, está siempre insatisfecho consigo mismo y con los demás; la lobreguez y el frío del descontento se reflejan en su semblante. Pero el que se aparta y aleja del yo, el que, como su Maestro, se identifica con la humanidad sufriente, será enternecido y refinado por el ejercicio de la simpatía hacia los otros. La cortesía, la paciencia y la nobleza caracterizarán al tal y harán que su presencia resulte en un continuo gozo y bendición. Su semblante brillará con el esplendor de la verdadera benevolencia. ELC 327.3

Los que más se esfuerzan por conseguir su propia felicidad son miserables. Los que se olvidan del yo en su interés por los demás reciben reflejadas en sus propios corazones, la luz y las bendiciones que les dispensan... No es la magnitud de la obra que hacemos, sino el amor y la fidelidad con que la realizamos lo que merece la aprobación del Salvador.—Discurso de la Sra. de White a los pacientes del sanatorio de Goguac Lake, 12-14 (1878). ELC 327.4