En los Lugares Celestiales

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No dispensados del sufrimiento, 18 de septiembre

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:10. ELC 270.1

El cristianismo no promete exención del dolor. “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Hechos 14:22. Se necesita fe, una fe confiada y vigorosa que crea que Dios no conducirá a sus hijos a ninguna tentación mayor que la que pueden soportar. Lo que una fe tal tiene poder para hacer lo dice Pablo en su carta a los Hebreos... ELC 270.2

“Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados”. Hebreos 11:33-37. ELC 270.3

En este mundo, esos héroes de la fe fueron considerados indignos de la vida; pero en el cielo están registrados como hijos de Dios, dignos del más alto honor. “Andarán conmigo en vestiduras blancas”, declara Cristo, “porque son dignos”. Apocalipsis 3:4. En las cortes celestiales les espera un “eterno peso de gloria”. ELC 270.4

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Hebreos 12:1, 2.—The Review and Herald, 7 de marzo de 1912. ELC 270.5