En los Lugares Celestiales

142/367

El camino de Dios, no el mío, 20 de mayo

Muéstrame, oh Jehová tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. Salmos 25:4, 5. ELC 149.1

La indicación dada a Moisés era: “Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte”. Hebreos 8:5. Aunque Moisés estaba lleno de celo en hacer la obra de Dios y podía disponer de los hombres más hábiles y talentosos para poner en obra cualquier indicación que él les diera, no debía hacer ninguna cosa, una campanilla, una granada, una franja, una cortina o cualquiera de los vasos sino según el modelo que le fue mostrado como el ideal de Dios... ELC 149.2

Un punto en el cual muchos han errado ha sido el no ser cuidadosos en seguir las ideas de Dios sino las propias. Cristo mismo declaró: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 5:19. Tan plenamente se despojó de sí mismo, que no hacía de por sí ningún proyecto o plan. Vivía aceptando los planes de Dios para él, y el Padre le revelaba sus planes día tras día. Si Jesús dependió tan plenamente que declaró: “Todo lo que veo hacer al Padre, eso hago”, ¡cuánto más deberían los agentes humanos depender de Dios en cuanto a la instrucción constante para que sus vidas pudieran ser simplemente la realización de los planes de Dios! Oh, si los mortales sujetos a equivocaciones se contentaran de buscar sabiduría de Dios... ELC 149.3

Debemos vencer nuestro propio camino. El orgullo, la suficiencia propia deben ser crucificados y el vacío debe ser llenado con el Espíritu y el poder de Dios... ¿Siguió Jesucristo, la Majestad de los cielos, su propio camino? Miradlo en tortura de alma en el Getsemaní, orando a su Padre. ¿Qué es lo que arranca esas gotas de agonía de su santa frente? ... Esta debería ser nuestra actitud—No se haga mi voluntad sino la tuya. Esto es verdadera conversión.—Carta 27, 1892. ELC 149.4