El Cristo Triunfante

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Cómo ve Dios al supuesto pecado “pequeño”, 10 de mayo

“Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”. Josué 7:13. CT 139.1

Aquellos que profesando el cristianismo fallan en la piedad práctica son como luces y señales falsas que apuntan hacia un camino equivocado... No han integrado los principios de la verdad que dicen creer a la vida práctica y miran benévolamente a sus pecados y errores considerándolos de poca importancia. Cuando Acán robó el lingote de oro y el manto babilónico, también pensó que era una nimiedad, aunque Dios claramente había ordenado que todos los bienes de Jericó debían ser destruidos por completo. Acán creyó que aquello era algo de poca importancia y que, si no se apropiaba de ellos dichos artículos habrían de perecer. Pero la historia demuestra que aquello que a sus ojos no tenía mucho valor, era para Dios de mucha importancia, pues se había desobedecido la Palabra del Señor... CT 139.2

Por causa del pecado de este hombre, la presencia del Señor se retiró de las huestes de Israel. Por causa de sus pecados, Dios no los ayudaría. Cuando los hijos de Israel fueron contra Ai, fueron derrotados y regresaron frustrados, pues habían perdido a treinta y seis guerreros y “el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua”... CT 139.3

Cuando regresaron derrotados y deshonrados por el enemigo, “Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestros nombres de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre”? CT 139.4

Si tenéis discernimiento espiritual, podréis ver en la oración de Josué que lo que Acán estimó como cosa muy pequeña fue causa de gran angustia y pesar para los hombres responsables de Israel... Acán, la parte culpable, no sintió la aflicción. Tomó todo muy fríamente... CT 139.5

Antes de ir a Jericó se les había impartido instrucción sobre el curso de acción que debían seguir. Josué había dicho: “la ciudad será anatema a Jehová; ella con todas las cosas que están en ella”... Acán había escuchado todas estas indicaciones, pero codició el anatema de Jericó, destinado a la destrucción. Estuvo listo para robar el oro y la plata que debían ser consagrados a Dios para ponerlos en la tesorería de su casa... CT 139.6

Escuchad las palabras que brotan de los labios de Jesucristo, quien envuelto en la columna de nube, dijo: “No estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros”.—Carta 13, 1893. CT 139.7