Dios nos Cuida

47/375

El amor mutuo, 14 de febrero

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 1 Juan 4:7. DNC 53.1

Desde el punto de vista del cristiano, el amor es poder. Este principio involucra fuerza intelectual y espiritual. El amor puro tiene especial eficacia para hacer el bien, y no puede hacer sino bien. Acaba con la discordia y la miseria y reporta la felicidad más genuina. La riqueza a menudo corrompe y destruye; la fuerza puede dañar; pero la verdad y la bondad son propiedades del amor puro. DNC 53.2

Un hombre que está en paz con Dios y sus semejantes no puede sentirse miserable. La envidia no entrará en su corazón; las malas sospechas no hallarán cabida allí, ni podrá existir el odio. El corazón que está en armonía con Dios se eleva por encima de los disturbios y las pruebas de esta vida. DNC 53.3

Lo que Satanás siembra en el alma: envidia, celos, sospechas, maledicencia, impaciencia y prejuicios, egoísmo, codicia y vanidad, debe ser desarraigado. Si se permite que esas cosas malas permanezcan en el alma, darán frutos que podrían corromper a muchos. ¡Ah, cuántos cultivan las plantas venenosas que matan los preciosos frutos del amor y mancillan el alma! DNC 53.4

Solamente el amor que fluye del corazón de Cristo puede sanar. Sólo aquel en quien fluye ese amor, como la savia en el árbol, o la sangre en el cuerpo, puede restaurar al alma herida. DNC 53.5

Los agentes del amor tienen poder maravilloso, porque son divinos. La respuesta suave que “aparta el enojo”; el amor que “es sufrido y benigno”; el amor que “cubre una multitud de pecados”; si aprendiéramos esta lección ¡de qué poder sanador serían dotadas nuestras vidas! La vida sería transformada y la tierra llegaría a ser la misma semejanza y el goce anticipado del cielo.* DNC 53.6