Dios nos Cuida

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Meditemos en Dios, 11 de enero

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Salmos 46:10. DNC 19.1

Los cristianos debieran... cultivar amor por la meditación, y atesorar el espíritu de devoción. Muchos parecieran tener repugnancia por los momentos dedicados a la meditación, como si la investigación de las Escrituras y la oración fueran tiempo perdido. Yo quisiera que todos vosotros vierais estas cosas en la luz en que Dios quiere que las veáis, porque entonces haríais del reino de los cielos lo más importante. El mantener el corazón en el cielo dará vigor a todas vuestras facultades, y pondrá vida en todos vuestros deberes. El disciplinar la mente para que se espacie en las cosas celestiales pondrá vida y fervor en todo vuestro comportamiento. DNC 19.2

Que todo el que desee participar de la naturaleza divina aprecie el hecho de que debe huir de la corrupción que está en este mundo a través de la concupiscencia. Debe haber una lucha del alma, constante y ferviente, contra los malos pensamientos. Debe haber una resistencia decidida contra la tentación a pecar en pensamiento o acto. El alma debe mantenerse libre de toda mancha, por fe en Aquel que es capaz de guardaros sin caída. Debemos meditar en las Escrituras, pensando con sobriedad y candidez en las cosas que se refieren a nuestra eterna salvación. La infinita misericordia y el amor de Jesús, el sacrificio hecho en nuestro favor, requieren la más seria y solemne reflexión. Debiéramos espaciarnos en el carácter de nuestro querido Redentor e Intercesor. Debemos tratar de comprender el significado del plan de salvación. Debemos meditar sobre la misión de Aquel que vino a salvar a su pueblo de sus pecados. Al contemplar constantemente los temas celestiales, nuestra fe y amor se fortalecerán. Nuestras oraciones serán más y más aceptables para Dios, porque estarán más y más mezcladas con fe y amor. Serán más inteligentes y fervientes. DNC 19.3

Cuando la mente está llena de este modo... el creyente en Cristo será capaz de sacar sus tesoros del almacén del corazón.* DNC 19.4