Cristo en Su Santuario

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La escena del juicio

El más profundo interés manifestado entre los hombres por los fallos de los tribunales terrenales sólo representa débilmente el interés manifestado en las cortes celestiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilan ante el Juez de toda la Tierra. El Intercesor divino aboga para que a todos los que han vencido por medio de la fe en su sangre se les perdonen sus transgresiones, con el fin de que sean restituidos a su hogar edénico y coronados como coherederos del “señorío primero”. Miqueas 4:8. Satanás, con sus esfuerzos para engañar y tentar a nuestra raza, había pensado frustrar el plan divino con la creación del hombre, pero Cristo ahora pide que este plan sea llevado a cabo como si el hombre jamás hubiese caído. Pide para su pueblo no sólo el perdón y la justificación, plenos y completos, sino además participación en su gloria y un asiento en su trono. CES 116.2

Mientras Jesús intercede por los súbditos de su gracia, Satanás los acusa ante Dios como transgresores. El gran seductor procuró arrastrarlos al escepticismo, hacerles perder la confianza en Dios, separarse de su amor y transgredir su ley. Ahora él señala el registro de sus vidas, los defectos de carácter, la falta de semejanza con Cristo, lo que deshonró a su Redentor, todos los pecados que los indujo a cometer, y a causa de éstos los reclama como sus súbditos. CES 116.3

Jesús no disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y fe, y, reclamando el perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante el Padre y los santos ángeles y dice: “Los conozco por nombre. Los he grabado en las palmas de mis manos”. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmos 51:17. Y al acusador de su pueblo le dice: “Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?” (Zacarías 3:2) Cristo revestirá a sus fieles con su propia justicia, para presentarlos a su Padre como una “iglesia gloriosa”, sin “mancha ni arruga ni cosa semejante”. Efesios 5:27. Sus nombres están inscritos en el libro de la vida, y acerca de ellos está escrito: “Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos”. Apocalipsis 3:4, VM. CES 117.1

Así se cumplirá de un modo completo la promesa del nuevo pacto: “Perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de sus pecados”. “En aquellos días y en ese tiempo, dice Jehová, será buscada la iniquidad de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá, mas no podrán ser hallados”. “En aquel día el Vástago de Jehová será espléndido y glorioso, y el fruto de la tierra excelente y hermoso, para los escapados de Israel. Y será que los que fueren dejados en Sión, y los que quedaren en Jerusalén, serán llamados santos; es decir, todo aquel que está inscrito para la vida en Jerusalén”. Jeremías 31:34; 50:20; Isaías 4:2, 3, VM. CES 117.2

La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser investigadas. Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que los pecados de los creyentes serán borrados “para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo”. Hechos 3:19, 20. Cuando el juicio investigador concluya, Cristo vendrá, junto con su recompensa, para dar a cada ser humano según sus obras. CES 117.3