Cristo en Su Santuario

50/83

Capítulo 6—El fin de los 2.300 días

En la profecía del primer mensaje angélico de Apocalipsis 14 se predice un gran despertar religioso bajo la proclamación de la pronta venida de Cristo. Se ve un ángel que vuela por el cielo y tiene “el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. “A gran voz” proclama el mensaje: “Temed a Dios, y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de las aguas”. Apocalipsis 14:6, 7. CES 78.1

Es significativo que se diga que un ángel es el heraldo de esa advertencia. La sabiduría divina tuvo a bien representar el carácter exaltado de la obra que el mensaje debía realizar, y el poder y gloria que debían acompañarlo, por medio de la pureza, la gloria y el poder del mensajero celestial. Y el vuelo del ángel “en medio del cielo”, la “gran voz” con la que se iba a dar la advertencia y su promulgación a todos “los que habitan sobre la tierra” -“a toda nación, tribu, lengua y pueblo”-, evidencian la rapidez y extensión universal del movimiento... CES 78.2

A semejanza de la gran Reforma del siglo XVI, el movimiento adventista surgió al mismo tiempo en diferentes países de la cristiandad. Tanto en Europa como en América hubo hombres de fe y de oración que fueron inducidos a estudiar las profecías, y que, al escudriñar la Palabra inspirada, hallaron evidencias convincentes de que el fin de todas las cosas era inminente. En diferentes países había grupos aislados de cristianos que, por el solo estudio de las Escrituras, llegaron a creer que el advenimiento del Señor estaba cerca... CES 78.3

A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la advertencia en Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran movimiento adventista. Allí fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su cumplimiento más directo. Los escritos de Miller y de sus asociados se propagaron hasta en países lejanos. Dondequiera que los misioneros hubiesen penetrado, allí también se difundieron las alegres nuevas de la pronta venida de Cristo. Por todas partes se predicaba el mensaje del evangelio eterno: “¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!”... CES 78.4