El Colportor Evangélico

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El colportor y la obra bíblica

He recibido cartas en las que se me pregunta con respecto a los deberes del colportor. Algunos han dicho que al visitar a la gente han encontrado oportunidades favorables para presentar la verdad para este tiempo, y casi se han visto obligados a dar estudios bíblicos. Estas oportunidades ellos no podían descuidarlas a sabiendas. Por otra parte recibo cartas que indican que nuestros colportores están descuidando su tarea para dar estudios bíblicos sobre temas doctrinales, y que añaden que el prejuicio despertado por estos estudios ha dificultado la entrega de los libros; y algunos están pidiendo consejo con respecto a estos asuntos. CE 104.3

No espaciarse en temas doctrinales—Creemos que hay verdad en ambas declaraciones: que los colportores encuentran oportunidades favorables para inducir a la gente a una comprensión mejor de la Biblia, y que, debido a la manera en que aprovechan estas ocasiones, se despierta prejuicio y la obra resulta obstaculizada. Cuando el colportor emprende su obra, no debe permitirse ser distraído de ella sino que debe mantenerse aplicado a la misma en forma inteligente y con toda diligencia. Y, mientras se mantiene fiel en su trabajo de colportaje, no debe descuidar las oportunidades de ayudar a los que buscan la luz y necesitan el consuelo de las Escrituras. Si el colportor camina con Dios, si ora pidiendo sabiduría celestial con el fin de poder hacer lo bueno, y solamente lo bueno, en su trabajo, discernirá rápidamente las necesidades de aquellos con quienes se relacione. Aprovechará de la mejor manera sus oportunidades para conducir a las personas a Cristo, no espaciándose en temas doctrinales, sino sobre el amor de Dios, sobre su misericordia y bondad en el plan de salvación. Con el espíritu de Cristo estará listo para hablar una palabra oportuna al cansado. CE 105.1

La gran necesidad del hombre es conocer a Dios y a Jesucristo, a quien él ha enviado. La Biblia abunda en lecciones prácticas, que el colportor puede presentar sabiamente. Si por este medio él puede impartir un conocimiento de la religión práctica, estará alimentando a la gente, que necesita precisamente tan precioso alimento.—Manual for Canvassers, 35, 36 (1902). CE 105.2