A Fin de Conocerle

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Frutos genuinos, 7 de mayo

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5. AFC 133.3

Cristo dijo: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador”. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”. “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”. Vers. 1, 5, 2. Esa rama no podada puede haber parecido buena a los ojos humanos, pero el ojo de Cristo que nunca dormita ni duerme no permitirá que muera sola en el desánimo. El Labrador la poda para que produzca frutos para vida eterna... AFC 133.4

Cuando los profesos cristianos hacen ostentación de sus hojas de profesión delante de los ojos de otros, no hay verdadero fruto para la gloria de Dios. A ellos les parecen satisfactorias su vida religiosa y experiencia cristiana. Experimentan emociones exageradas, expresiones efusivas de fervor y los más exaltados arrebatos. Su religión consiste mayormente en sentimientos y excitación. Hay muy poco en sus almas que corresponda con su profesión de fe. El yo es su ideal de perfección. Dan más valor a la impresión externa que hacen en otros que a su vida interior que debe estar escondida con Cristo en Dios. AFC 134.1

Todo el que revela a Cristo por ser hacedor de su Palabra, esté arraigado en Cristo Jesús, arraigado y fundamentado en la verdad... El vivir y practicar las lecciones de Cristo Jesús hable de vuestra perfecta obediencia a Jesucristo... AFC 134.2

La formación del carácter debe proseguir día tras día, hora tras hora. La obra interna del Espíritu Santo se revela externamente en la aparición del fruto, en su madurez y perfección para la gloria de Dios. La vida interior habla en la acción exterior, en la producción de ricos frutos. Esto se muestra en las alabanzas de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Si el Señor Jesús, la esperanza de gloria, se forma adentro, la vida será rica en buenas obras, correspondiendo con la verdad que profesan creer.—Manuscrito 62, 1896. AFC 134.3