A Fin de Conocerle

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A Dios sea la gloria, 30 de abril

Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. Jeremías 9:23, 24. AFC 126.3

Este es el más precioso reproche y motivo de ánimo, la lección más importante para cada alma que trate de servir a Dios. Con claras palabras se expresa aquí aquello en que se deleita el Señor. Todos los que entienden y conocen a Dios saben que ejerce misericordia, juicio y justicia. Si caminan humildemente con Dios, podrán guardar los caminos del Señor, hacer su voluntad con toda bondad, compasión, misericordia, ternura y amor; pues Dios ha dicho “estas cosas quiero”. Entonces, cuán cuidadosos debemos ser en cuanto al fruto de los labios, de que no deshonremos a Dios tratando sin bondad a aquellos que compró con su sangre... AFC 126.4

Nuestra prosperidad como pueblo depende enteramente de nuestra dependencia de Dios para nuestra suficiencia, gracia y perfección de carácter en nuestro Salvador y por medio de él que ha pagado el rescate por nosotros con sus propios méritos gloriosos. Si no lo hubiera hecho, habríamos perecido en nuestros pecados.—Carta 150, 1897. AFC 127.1

Los que conocen a Jesús como a su Salvador personal, tienen el privilegio de ser educados y preparados en una escuela superior a la de los hombres y de ser guiados con sabiduría mayor que la de los hombres finitos. Pueden colocarse bajo la dirección del más grande Maestro que el mundo haya conocido, y pueden participar del mismo conocimiento que dio a Daniel. Los que son humildes de corazón, los que sienten su necesidad de una sabiduría más elevada, y no dependen de su propio juicio limitado, sino que buscan fervientemente conocer la voluntad de Dios, pueden alimentarse de la Fuente de todo conocimiento y obtener gracia, prudencia, discreción y juicio.—The Youth’s Instructor, 19 de septiembre de 1895. AFC 127.2