A Fin de Conocerle

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Un salvador completamente suficiente, 16 de abril

Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:22. AFC 112.2

Muchos se esfuerzan afanosamente caminando en la angosta senda de la santidad. Para muchos la paz y el descanso de esta bienaventurada senda no les parecen más cerca hoy que en los años pasados. Miran allá a la distancia, lo que está cerca; convierten en complicado lo que es muy sencillo. Él es “el camino, y la verdad, y la vida”. Juan 14:6. El plan de la salvación ha sido claramente revelado en la Palabra de Dios; pero la sabiduría del mundo ha sido demasiado buscada y demasiado poco la sabiduría de la justicia de Cristo. Y algunas almas que podrían haber descansado en el amor de Jesús, han quedado dudando de muchas cosas y turbadas por ellas... AFC 112.3

Estamos heridos y contaminados por el pecado; ¿qué haremos para ser curados de su lepra?... En el desierto, cuando el Señor permitió que las serpientes venenosas hirieran a los rebeldes israelitas, se ordenó a Moisés que erigiera una serpiente de bronce, y se dispuso que todos los heridos la miraran y vivieran. Pero muchos no buscaron la ayuda del remedio establecido por el cielo... AFC 112.4

Si comprendéis cuáles son vuestras necesidades, no dediquéis todas vuestras facultades a pensar en ellas y a lamentarlas, sino mirad y vivid. Jesús es nuestro único Salvador; y, sin embargo, millones que necesitan ser curados, rechazan la misericordia que les ofrece... Satanás os sugiere que sois desvalidos y no podéis bendeciros a vosotros mismos. Es verdad; sois desvalidos. Pero levantad a Jesús delante de él: “Tengo un Salvador. En él confío, y nunca permitirá que quede confundido. En su nombre triunfo. Es mi justicia y mi corona de regocijo”... AFC 113.1

Quizá os parezca que sois pecadores perdidos; pero precisamente por eso necesitáis un Salvador. Si tenéis pecados que confesar, no perdáis tiempo. Estos momentos son de oro... ¡Precioso Salvador! Sus brazos están abiertos para recibiros y su gran corazón de amor espera para bendeciros.—The Review and Herald, 1 de julio de 1884. AFC 113.2