A Fin de Conocerle

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Julio

El conocimiento superior, 1 de julio

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6. AFC 188.4

Este conocimiento, el conocimiento de la gloria de Dios, es la clase más elevada de conocimiento asequible para los mortales. “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. 2 Corintios 4:7. AFC 188.5

Las falacias humanas abundan y son especiosas. Instrumentos invisibles trabajan para disfrazar la falsedad con visos de verdad; los errores se cubren con un ropaje engañador para inducir a los hombres a aceptarlos como indispensables para lograr una educación superior. Y estas falacias engañarán a muchos de nuestros estudiantes a menos que se los proteja cuidadosamente, y a menos que el Espíritu de Dios los induzca a apoderarse de las grandiosas y santas verdades de la Palabra para adornar con ellas sus mentes, aceptándolas como los principios básicos de la educación superior. Ninguna instrucción puede exceder en valor a la instrucción pura de Dios, que da para iluminar a todos los que deseen recibir la luz... No puede haber otra educación superior a la que dio el Gran Maestro.—Carta 98, 1909. AFC 188.6

Nada es más perjudicial para los intereses del alma, su pureza, su concepción verdadera y santa de Dios y de las cosas sagradas y eternas, que escuchar constantemente y dar prominencia a lo que no procede de Dios. Envenena el corazón y degrada el entendimiento. La verdad pura puede rastrearse hasta su origen divino en virtud de su influencia elevadora, refinadora y santificadora del carácter de quien la recibe.—Carta 12, 1890. AFC 189.1