Conflicto y Valor

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El evangelista fabricante de tiendas, 2 de diciembre

Hechos 18:1-3:20.

Y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso. 2 Corintios 11:9, úp. CV 342.1

Pablo era fabricante de tiendas y se ganaba la vida trabajando en su oficio. Mientras trabajaba en eso hablaba del Evangelio con aquellos con los cuales tenía trato, y trajo a muchas almas del error a la verdad. No perdía oportunidad de hablar del Salvador o de ayudar a los que tenían problemas.—Carta 107, 1904. CV 342.2

La historia del apóstol Pablo es un testimonio permanente de que el trabajo manual no puede ser degradante y de que no es incompatible con la verdadera grandeza y elevación del carácter humano o cristiano. Esas manos gastadas por el trabajo, creía él, no disminuían en nada la fuerza de sus exhortaciones patéticas, sensibles, inteligentes y elocuentes... Esas manos gastadas por el trabajo, presentadas ante la gente, daban testimonio de que no era una carga para nadie... A veces también mantenía a sus compañeros de trabajo, sufriendo él mismo hambre a fin de aliviar las necesidades de otros. Compartía sus ganancias con Lucas y ayudó a Timoteo a obtener el equipo necesario para su viaje.—Carta 103, 1900, pp. 8, 9. CV 342.3

Pablo dio un ejemplo contra el sentimiento, que estaba entonces adquiriendo influencia en la iglesia, de que el Evangelio podía ser predicado con éxito solamente por quienes quedaran enteramente libres de la necesidad de hacer trabajo físico. Ilustró de una manera práctica lo que pueden hacer los laicos consagrados en muchos lugares donde la gente no está enterada de las verdades del Evangelio. Su costumbre inspiró en muchos humildes trabajadores el deseo de hacer lo que podían para el adelanto de la causa de Dios, mientras se sostenían al mismo tiempo con sus labores cotidianas... CV 342.4

Mientras algunos con talentos especiales son escogidos para dedicar todas sus energías a la obra de enseñar y predicar el Evangelio, muchos otros, a quienes nunca fueron impuestas las manos humanas para su ordenación, son llamados a realizar una parte importante en la salvación de las almas... El abnegado siervo de Dios que trabaja incansablemente en palabra y doctrina, lleva en su corazón una pesada carga... Su salario no influye en su labor... Recibió del cielo su comisión, y del cielo espera su recompensa cuando haya terminado el trabajo que se le ha confiado. Los Hechos de los Apóstoles, 286, 287.* CV 342.5