Conflicto y Valor

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¿Qué me falta? 20 de octubre

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Lucas 18:18. CV 299.1

Al joven que preguntó a Jesús qué debía hacer para poder tener la vida eterna, se le contestó: “Guarda los mandamientos”.—Testimonies for the Church 4:219. CV 299.2

El carácter de Dios está expresado en su ley; y para que estés en armonía con Dios, los principios de su ley deben ser la misma fuente de cada acción tuya... CV 299.3

A las palabras: “Guarda los mandamientos”, el joven respondió: “¿Cuáles?”... Cristo estaba hablando de la ley dada desde el Sinaí. Mencionó varios mandamientos de la segunda tabla del Decálogo... CV 299.4

El joven respondió sin vacilación: “Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta?” Su concepción de la ley era externa y superficial. Juzgado por una norma humana, él había conservado un carácter intachable. En alto grado, su vida externa había estado libre de culpa; ciertamente pensaba que su obediencia había sido sin defecto. Sin embargo, tenía un secreto temor de que no estuviera todo bien entre su alma y Dios. Esto fue lo que lo indujo a preguntar: “¿Qué más me falta?” CV 299.5

“Si quieres ser perfecto—dícele Jesús—, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Y oyendo el mancebo esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. CV 299.6

El que se ama a sí mismo es un transgresor de la ley. Jesús deseaba revelarle esto al joven, y le dio una prueba que pondría de manifiesto el egoísmo de su corazón. Le mostró la mancha de su carácter. El joven no deseaba mayor iluminación. Había acariciado un ídolo en el alma; el mundo era su dios. Profesaba haber guardado los mandamientos, pero carecía del principio que es el mismo espíritu y la vida de todos ellos. No tenía un verdadero amor a Dios o al hombre. Esto significaba la carencia de algo que lo calificaría para entrar en el reino de los cielos. En su amor a sí mismo y a las ganancias mundanales estaba en desacuerdo con los principios del cielo. Palabras de Vida del Gran Maestro, 373-375.* CV 299.7