Conflicto y Valor

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El trabajo más a mano, 2 de agosto

1 Reyes 19:19-21.

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel. Lucas 16:10. CV 220.1

Dios había ordenado a Elías que ungiese a otro hombre para que fuese profeta en su lugar. Le había dicho: “A Eliseo hijo de Safat... ungirás para que sea profeta en lugar de ti”; y en obediencia a la orden, Elías se fue en busca de Eliseo... CV 220.2

El padre de Eliseo era un agricultor rico, cuya familia se contaba entre los que no habían doblado la rodilla ante Baal en un tiempo de apostasía casi universal. En su casa se honraba a Dios, y la obediencia a la fe del antiguo Israel era la norma de la vida diaria. En tal ambiente habían transcurrido los primeros años de Eliseo. En la quietud de la vida en el campo, bajo la enseñanza de Dios y de la naturaleza y gracias a la disciplina del trabajo útil, adquirió hábitos de sencillez y de obediencia a sus padres y a Dios que contribuyeron a hacerlo idóneo para el alto puesto que había de ocupar más tarde. CV 220.3

Llegó el llamamiento profético a Eliseo mientras que, con los criados de su padre, estaba arando en el campo. Se había dedicado al trabajo que tenía más a mano. Poseía capacidad para ser dirigente entre los hombres y la mansedumbre de quien está dispuesto a servir. Dotado de un espíritu tranquilo y amable, era sin embargo enérgico y firme. Manifestaba integridad y fidelidad, así como amor y temor de Dios; y en el humilde cumplimiento del trabajo diario adquirió fuerza de propósito y nobleza de carácter, mientras crecía constantemente en gracia y conocimiento. Al cooperar con su padre en los deberes del hogar, aprendía a cooperar con Dios. CV 220.4

Por su fidelidad en las cosas pequeñas, Eliseo se estaba preparando para cumplir otros cometidos mayores. Día tras día, por la experiencia práctica, adquiría idoneidad para una obra más amplia y elevada... Nadie puede saber lo que Dios se propone lograr con sus disciplinas: pero todos pueden estar seguros de que la fidelidad en las cosas pequeñas es evidencia de idoneidad para llevar responsabilidades mayores. Cada acto de la vida es una revelación del carácter; y únicamente aquel que en los deberes pequeños demuestra ser “obrero que no tiene de qué avergonzarse” puede ser honrado por Dios con una invitación a prestar un servicio más elevado. La Historia de Profetas y Reyes, 162, 163.* CV 220.5