Conflicto y Valor

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Las últimas palabras, 30 de junio

2 Samuel 23:1-5.

Estas son las palabras postreras de David. 2 Samuel 23:1. CV 187.1

Las “postreras palabras” de David que hayan sido registradas, constituyen un canto que expresa confianza, principios elevados y fe imperecedera: CV 187.2

“Dijo David hijo de Isaí,
Dijo aquel varón que fue levantado alto,
El ungido del Dios de Jacob,
El suave en cánticos de Israel:
El Espíritu de Jehová ha hablado por mí...
El señoreador de los hombres será justo,
Señoreador en temor de Dios.
Será como la luz de la mañana cuando sale el sol,
De la mañana sin nubes;
Cuando la hierba de la tierra brota por medio del
resplandor después de la lluvia.
No así mi casa para con Dios:
Sin embargo él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado;
Bien que toda esta mi salud, y todo mi deseo
No lo haga él florecer todavía”.
CV 187.3

Grande había sido la caída de David; y profundo fue su arrepentimiento; ardiente su amor, y enérgica su fe. Mucho le había sido perdonado, y por consiguiente él amaba mucho. Lucas 7:47. CV 187.4

Los salmos de David pasan por toda la gama de la experiencia humana, desde las profundidades del sentimiento de culpabilidad y condenación de sí hasta la fe más sublime y la más exaltada comunión con Dios. La historia de su vida muestra que el pecado no puede traer sino vergüenza y aflicción, pero que el amor de Dios y su misericordia pueden alcanzar hasta las más hondas profundidades, que la fe elevará el alma arrepentida hasta hacerle compartir la adopción de los hijos de Dios. De todas las promesas que contiene su Palabra, es uno de los testimonios más poderosos en favor de la fidelidad, la justicia y la misericordia del pacto de Dios... CV 187.5

Gloriosas fueron las promesas hechas a David y a su casa. Eran promesas que señalaban hacia el futuro, hacia las edades eternas, y encontraron la plenitud de su cumplimiento en Cristo. Historia de los Patriarcas y Profetas, 817, 818.* CV 187.6