Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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El poder del silencio

Los que desean gobernar a otros deben primeramente gobernarse a sí mismos. El tratar en forma apasionada con un niño o un joven, solamente despertará su resentimiento. Cuando un padre o un maestro se vuelve impaciente, y está en peligro de hablar insensatamente, permanezca silencioso. Hay un poder maravilloso en el silencio. COES 198.2

El maestro debe esperar encontrarse con disposiciones perversas y con corazones endurecidos. Pero al tratar con ellos, no debe olvidar nunca que él mismo fué una vez un niño y que necesitó disciplina. Aún ahora, con todas las ventajas que le otorgan la edad, la educación y la experiencia, yerra a menudo y está en necesidad de misericordia y tolerancia. Al educar a la juventud debe considerar que está tratando con personas que tienen inclinaciones al mal similares a las suyas. Tienen que aprenderlo casi todo, y el aprender es mucho más difícil para unos que para otros. Debe tratar pacientemente con el alumno lerdo, no censurando su ignorancia, sino aprovechando toda oportunidad para darle ánimo. Con los alumnos sensibles y nerviosos debe tratar muy tiernamente. Un sentido de sus propias imperfecciones debe inducirlo constantemente a manifestar simpatía y tolerancia hacia aquellos que también están luchando con dificultades. COES 199.1

La regla del Salvador: “Todas las cosas que quisiereis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos,” debería ser la regla de todos aquellos que se encargan de la educación de niños y jóvenes. Ellos son los miembros más jóvenes de la familia del Señor, herederos con nosotros de las gracias de la vida. La regla de Cristo debe ser observada sagradamente en el trato con los más lentos, con los más jóvenes, con los más desatinados, y aun con los que yerran y son rebeldes.... COES 199.2