Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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Auxiliados por el Espíritu Santo

Los directores y maestros de nuestras escuelas sabáticas tienen que ser convertidos—rescatados de su habitual insensibilidad. No han de enseñar las preciosas lecciones de verdad de una manera insípida y sin vida; sino que por la comunión diaria con el Señor, por la recepción de los rayos resplandecientes del Sol de justicia, debe ser añadido poder vivificante a sus esfuerzos para ganar almas para Cristo. De continuo deben tener la mente fija en Cristo, para que los pensamientos e impulsos sean de carácter espiritual, y su manera y método de enseñar estén sujetos a los dictados del Espíritu Santo. El Espíritu Santo, en su más elevada manifestación a los hombres, los capacita para emplear sus mejores energías, mientras Dios obra en ellos el querer y el hacer según su propio beneplácito. COES 177.1

“Sin mí—dice Cristo,—nada podéis hacer.” El obrero no será dejado solo. Se le da el Espíritu de Dios para que pueda poseer el querer y el hacer el beneplácito del Señor, a fin de que no haga provisión para satisfacer las concupiscencias de la carne. Entonces, maestros, seguid la dirección del Espíritu. A medida que el Espíritu de Dios atrae el corazón de los niños y jóvenes, atraedlos vosotros con ternura y amor, invitándolos y rogándoles que entreguen su corazón a Dios. COES 177.2

Los niños y jóvenes son la posesión adquirida de Cristo; él los ha comprado a precio infinito. Jesús ama a los niñitos. El mira con compasión a los de tierna edad, porque sabe cómo Satanás procurará atraerlos al camino ancho, haciéndolo aparecer encantador a sus ojos; y manda a los ángeles que tomen cargo especial de estas almas inexpertas, en sus hogares, en su vida escolar y en la escuela sabática. Continuamente contiende con ellos el Espíritu, procurando atraerlos a Dios; y aquel que colabora con Dios sentirá su responsabilidad, y trabajarán fervientemente por ganar almas para Cristo.—Testimonies on Sabbath-School Work, 41-44. COES 177.3