Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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El semblante es un índice del carácter

Los maestros de las diferentes clases deberían tener a cada niño en su corazón y bajo su especial cuidado. COES 124.2

Es imposible hacer esta obra para lo presente y para la eternidad, a menos que el maestro tenga comunión íntima con Dios. Jesús ha dicho: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” No fomentéis una manera superficial de investigar la verdad. Haced que cada punto de la verdad sea claro y distinto para el entendimiento de los niños. No aglomeréis de una vez sobre sus mentes una acumulada cantidad de asuntos. La preciosa Palabra de Dios ha de ser una lámpara para su senda, y una luz para sus pies. Impresionad sus mentes con el pensamiento de que es un privilegio andar en la luz. Es el camino de paz, pureza y santidad, trazado para que avancen por él los redimidos del Señor. Cristo ha mostrado este camino; él es el verdadero pastor; siguiéndole, se evitan las sendas descarriadas y las trampas peligrosas. COES 124.3

De la Palabra de Dios han de aprender que todos los que entren en el cielo deben tener un carácter perfecto; porque al tenerlo, se encontrarán con su Señor en paz. Muchos niños y jóvenes llevan estampado su carácter en su semblante. Llevan la historia de su vida en las facciones del rostro. Los obreros verdaderos deberían imprimir en la mente de los niños un carácter hermoso, puro, semejante al de Cristo, que transfigure el semblante. Si Cristo es el principio permanente del corazón, podréis leer pureza, refinamiento, paz y amor en las facciones del rostro. En otros semblantes un carácter malo exhibe su letrero; se hallan allí expresados el egoísmo, la astucia, el engaño, la falsedad, la enemistad y los celos. ¡Cuán difícil es que la verdad impresione el corazón y el semblante de tales caracteres! COES 125.1