Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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El examen propio

El Señor quiere que los maestros de nuestras escuelas sabáticas se examinen a sí mismos para ver si están en el amor de Dios. En la vida de todos aquellos que trabajan en la causa de Dios, vendrán pruebas de parte de Dios para probar el carácter. Los maestros deberían estar constantemente aprendiendo y esforzándose para obtener una comprensión más cabal y un juicio correcto de las cosas de Dios. Hay peligro de que los maestros se vuelvan confiados en sí mismos, y tengan tanta estimación propia, que no comprendan sus propias deficiencias; que son estrechas sus ideas, y que no amplían sus horizontes, ni progresan. No aumentan su capacidad sino su altivez. No le dan cabida a Jesús en su corazón y en su vida. El maestro debería cultivar sus facultades y el don del habla, de manera que pudiera hablar distintamente, articulando en forma inteligible. Deben cultivar las facultades mentales, y no dejar tan débiles ni tan confusos los poderes del pensamiento que no puedan explicar ni entender las doctrinas de nuestra fe. Si el maestro no es persona de piedad sincera, de pureza, de abnegación, ni está dispuesto a soportar inconvenientes, no es apto para esta obra grande y solemne. Es el deber del maestro probar sus propias facultades, su propio espíritu, y comprender por medio de un examen estricto de sí mismo, su verdadera posición delante de Dios... COES 107.1