Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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Alimentad a los corderos

En su comisión al apóstol Pedro, el Salvador le dijo primero: “Apacienta mis corderos,” y después le mandó: “Apacienta mis ovejas.” Al dirigirse al apóstol, Cristo le dice a cada uno de sus siervos: “Apacienta mis corderos.” Cuando Jesús amonestó a sus discípulos a no despreciar a los pequeñitos, les habló a todos sus discípulos de todas las edades. Su propio amor y cuidado por los niños es un precioso ejemplo para sus seguidores. Si los maestros de la escuela sabática sintieran el amor que debieran sentir hacia estos corderos del rebaño, muchos más serían ganados para el redil de Cristo. En cada oportunidad conveniente, cuéntese a los niños la historia del amor de Jesús. En cada sermón dígase algo que sea de beneficio para ellos. El siervo de Cristo puede tener amigos duraderos entre estos pequeñitos, y sus palabras pueden ser para ellos como manzanas de oro en canastillos de plata.—Testimonies on Sabbath-School Work, 113. COES 84.1