Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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Trabajo personal en favor de los miembros de la clase

Es preciso que nuestros maestros sean hombres y mujeres convertidos, que sepan lo que significa luchar con Dios, y que no descansen hasta que los corazones de los niños estén templados para amar, loar y glorificar a Dios. ¿Quiénes quieren ser obreros fervientes que trabajen para ganar almas en nuestras escuelas sabáticas? ¿Quiénes tomarán a los jóvenes, uno a uno, y orarán y hablarán con ellos, haciéndoles súplicas personales y rogándoles que entreguen su corazón a Jesús, para que sean como sabor grato a Cristo? El contemplar la magnitud de la obra y ver cuán poco es apreciada, nos impulsa a gemir en espíritu y exclamar: ¿Quiénes aceptarán estas graves responsabilidades y velarán por las almas como quienes han de dar cuenta? Somos los representantes de Cristo en la tierra. ¿Cómo cumplimos nuestra misión? Los representantes de Cristo estarán en diaria comunión con él. Sus palabras serán escogidas, su hablar sazonado con gracia, su corazón lleno de amor, y sus esfuerzos, sinceros, fervientes y perseverantes para salvar a las almas por las cuales Cristo murió. Hagan todos cuanto puedan por la salvación de los queridos niños y jóvenes, y más tarde escucharán con gozo las palabras de Jesús: “Bien, buen siervo y fiel, ... entra en el gozo de tu Señor.” ¿Qué es este gozo? Es ver a los santos redimidos, salvados por la sangre de Jesucristo, por haber servido ellos de instrumento.—Testimonies on Sabbath-School Work, 15. COES 82.1