Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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Nuestro alimento espiritual cotidiano

Necesitamos comprender estas palabras de Cristo: “La carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida.” La Santa Palabra ha de ser aceptada e incorporada en la vida práctica. La vida espiritual consiste en que Cristo sea la luz y la vida del templo del alma, así como la sangre es la vida del cuerpo. A todos los que estudian la Palabra se los representa como alimentándose de la Palabra, esto es, de Cristo... Así como las necesidades corporales deben ser suplidas todos los días, la Palabra de Dios debe ser estudiada cotidianamente: debe ser comida, digerida y practicada. Esto continúa nutriendo el alma y manteniéndola con salud. El descuido de la Palabra significa hambre para el alma. La Palabra describe al hombre bienaventurado meditando día y noche en las verdades de la Palabra de Dios. Todos nosotros hemos de alimentarnos de la Palabra de Dios. La relación de la Palabra con el creyente es un asunto vital. El apropiarnos de la Palabra para nuestras necesidades espirituales, es comer de las hojas del árbol de la vida, que son para la sanidad de las naciones. Estudiad la Palabra, y practicadla, porque ella es vuestra vida.—Carta 4, 1902. COES 47.1