Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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Ha de evitarse la discusión

Aunque hay necesidad de una prolija investigación de la Palabra de Dios para que la verdad preciosa sea descubierta y expuesta a la luz, debemos tener cuidado de que el espíritu de controversia no predomine en nuestras discusiones de la lección de la escuela sabática. Al mostrar puntos acerca de los cuales puede haber diferencia de opinión, deben manifestar la gracia de Cristo aquellos que están buscando comprender la Palabra de Dios. Debería darse lugar a una franca investigación de la verdad, a fin de que cada cual conozca por sí mismo qué cosa es verdad. Entre los alumnos de la escuela sabática debería haber un espíritu de investigación, para que aquellos que tienen suficiente edad para discernir las evidencias, sean animados a tratar de descubrir nuevos rayos de luz, y a apreciar todo lo que Dios envíe a su pueblo. La luz que Dios enviará a su pueblo no aparecerá jamás a menos que sea escudriñada diligentemente la Palabra de verdad. COES 28.2

El mundo está lleno de toda suerte de errores de naturaleza engañosa, y es esencial que tanto los alumnos como los maestros estén seguros de que saben qué es verdad. Hay necesidad de que reverenciemos la Palabra de Dios, y que reconozcamos su voz en los oráculos vivientes, para que practiquemos sus preceptos y vivamos de cada palabra que sale de la boca de Dios. Los que hacen la voluntad de Dios conocerán si la doctrina es de Dios, porque ningún engaño ofuscará su mente. Dios llama a todos, tanto a los viejos como a los jóvenes, a escudriñar diligentemente su Palabra, a fin de que descubran las valiosas joyas de la verdad. A los pastores y al pueblo, a los maestros y a los alumnos, a todos se los llama a estudiar la Biblia. COES 29.1

Una luz preciosa ha de resplandecer de la Palabra de Dios, y no se atreva nadie a decir qué cosa debe o qué cosa no debe ser expuesta al pueblo en los mensajes de iluminación que él envíe, apagando así el Espíritu de Dios. Cualquiera que sea su puesto de autoridad, nadie tiene derecho de impedir que la luz llegue al pueblo. Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor a su pueblo, nadie puede excusarse de investigar sus pretensiones. Ninguno debe arriesgarse, quedándose atrás y asumiendo una actitud de indiferencia y confianza en sí mismo, diciendo: “Yo sé qué cosa es verdad. Estoy satisfecho con mi posición. He tomado ya mi posición, y no me dejaré mover de ella, venga lo que viniere. No escucharé el mensaje de este mensajero; porque sé que no puede ser la verdad.” Porque siguieron este mismo proceder, las iglesias populares fueron dejadas en tinieblas parciales, y por esto los mensajes del cielo no las han alcanzado. COES 29.2