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El pueblo de Dios valora su salud

Me fue mostrado que la reforma de salud es una parte del mensaje del tercer ángel, y que está tan estrechamente relacionada con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano.—Testimonies for the Church 1:486 (1867). EUD 71.4

Debemos presentar el té, el café, el tabaco y el alcohol como complacencias pecaminosas. No podemos colocar en el mismo plano la carne, los huevos, la mantequilla, el queso y alimentos semejantes que se sirven sobre la mesa. Estas cosas no deben destacarse como si fueran lo principal de nuestra obra. Las cosas antes mencionadas—el té, el café, el tabaco, la cerveza, el vino y todas las bebidas alcohólicas—no deben tomarse [ni] moderadamente, sino que deben ser descartadas.—Mensajes Selectos 3:328 (1881). EUD 71.5

La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 605 (1890). EUD 72.1

El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios.—El Ministerio de Curación, 89 (1905). EUD 72.2

Lo perjudicial para la salud, no solo reduce el vigor físico, sino que tiende a debilitar las facultades intelectuales y morales. Al ceder a cualquier práctica antihigiénica dificultamos la tarea de discernir entre el bien y el mal, y nos inhabilitamos para resistir el mal.—El Ministerio de Curación, 90 (1905). EUD 72.3