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La certeza de los juicios de Dios

En nuestros días se representa el amor de Dios como de un carácter tal que impediría que él destruyese al pecador. Los hombres razonan en base a su propia norma inferior de lo correcto y justo. “Pensabas que de cierto sería yo como tú”. Salmos 50:21. Miden a Dios comparándolo con ellos mismos. Razonan sobre cómo actuarían bajo las circunstancias y llegan a la conclusión de que Dios haría como ellos se imaginan que haría [...]. EUD 205.3

En ningún reino ni gobierno se les permite decir a los transgresores de la ley qué castigo debe ejecutarse contra aquellos que han violado la ley. Todo lo que tenemos, todas las mercedes de su gracia que poseemos, se las debemos a Dios. El carácter ofensivo del pecado contra un Dios tal no puede estimarse más de lo que pueden medirse los cielos con un palmo. Dios es un gobernador moral así como un Padre. Es el Legislador. Hace y ejecuta sus leyes. La ley que no tiene penalidad, no tiene fuerza. EUD 205.4

Puede presentarse el razonamiento de que un Padre amante no aceptaría que sus hijos sufriesen el castigo de Dios por fuego, teniendo el poder para socorrerlos. Pero por el bien de sus súbditos y por su seguridad, Dios castigará al transgresor. Dios no obra basado en el plan del hombre. El puede aplicar una justicia infinita que el hombre no tiene derecho de administrar a un semejante. Noé habría desagradado a Dios si hubiese ahogado a uno de los escarnecedores y burladores que lo hostigaban, pero Dios ahogó al vasto mundo. Lot no habría tenido derecho de infligir castigo a sus yernos, pero Dios lo haría usando de estricta justicia. EUD 205.5

¿Quién dirá que Dios no hará lo que él dice que hará?—Manuscript Releases 12:207-209; Manuscript Releases 10:265 (1876). EUD 206.1