Exaltad a Jesús

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Sometámonos a Cristo, 19 de agosto

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Lucas 9:23. EJ 239.1

Con cuánta frecuencia nos relacionamos con personas que nunca están felices. Pierden de gozar de la satisfacción y la paz que Jesús puede darles. Pero no cumplen con las condiciones necesarias para que la promesa de Dios se haga realidad. Jesús ha dicho: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Lucas 11:28-30. La razón por la cual muchos se encuentran en un estado de desasosiego es porque no están aprendiendo en la escuela del Maestro. El hijo de Dios sumiso y abnegado comprende por experiencia lo que es poseer la paz de Cristo. Los verdaderos seguidores de Cristo saben que están llamados a tomar su yugo, a participar de sus pruebas y a llevar sus cargas. Pero no se sienten inclinados a quejarse; porque la mansedumbre y la humildad de Cristo hacen que su yugo sea fácil y su carga ligera. EJ 239.2

Lo que les impide aprender las preciosas lecciones vitales en la escuela de Cristo es el amor a la comodidad egoísta, el amor al placer, la estima propia y la exaltación del yo. El cristiano tiene el deber de no permitir que lo moldeen ni el medio en que vive ni las circunstancias que lo rodean; pero debe vivir por encima del ambiente y modelar su carácter de acuerdo con el Modelo divino. Debe ser fiel dondequiera que se halle. Ha de cumplir fielmente con sus deberes, cultivando las oportunidades que Dios le ha dado y aprovechando sus capacidades al máximo. Dondequiera que se encuentre debe trabajar por Jesús con el propósito único de promover la gloria de Dios. Debemos someter la voluntad y el corazón a Dios y llegar a conocer a Cristo. Debemos negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguir a Jesús. Ninguno de nosotros puede alcanzar el cielo, excepto por el camino estrecho y cargando la cruz. Sin embargo, cuántas personas prefieren llevar la cruz como un adorno, pero fracasan en llevarla en la vida práctica y cotidiana. EJ 239.3

Cuántos profesan ser siervos de Cristo; pero cuán indispuestos se manifiestan a soportar críticas y vergüenza por amor de él. La cruz no fue diseñada para complacer al yo; está atravesada directamente en la senda del amador de placeres, y se opone a nuestros deseos carnales e inclinaciones egoístas... EJ 239.4

El conocimiento de Cristo es el elemento esencial para una obra de éxito; porque este conocimiento proporcionará los principios sanos de la rectitud, impartirá un espíritu noble y abnegado, como los de nuestro Salvador a quien profesamos servir. La fidelidad, la economía, el cuidado, la cabalidad, deberían caracterizar nuestro trabajo, no importa dónde nos encontremos: en la cocina, en el taller... o dondequiera nos toque trabajar en la viña del Señor.—The Review and Herald, 22 de septiembre de 1891. EJ 239.5