Hijos e Hijas de Dios

4/374

Seremos semejantes a él, 3 de enero

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 1 Juan 3:2. HHD 11.1

No debemos conformarnos con la expectativa de que en nosotros se producirá milagrosamente un cambio de carácter cuando Cristo aparezca en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. No, mis jóvenes amigos; estamos sujetos a juicio, y se nos concede un tiempo de prueba aquí en esta vida, a fin de que formemos caracteres para la vida futura e inmortal.—The Youth’s Instructor, 24 de agosto de 1893. HHD 11.2

Que nadie se imagine que el egoísmo, el amor propio y la complacencia propia son compatibles con el espíritu de Cristo. Sobre cada hombre o mujer verdaderamente convertido descansa una responsabilidad que no podemos estimar correctamente. Las máximas y los modales del mundo no deben ser adoptados por los hijos y las hijas del Rey celestial.—Testimonies for the Church 5:410. HHD 11.3

Al separarnos del mundo, encontraremos dificultades por todos lados. Pero aquí hay consuelo para nosotros: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal como él es”.—Manuscrito 28, 1886. HHD 11.4

Debemos manifestar, por medio de nuestras palabras y obras, que comprendemos la gran responsabilidad que descansa sobre nosotros. Nuestra luz debe resplandecer tan claramente que los demás puedan ver que glorificamos al Padre en nuestro diario vivir; que estamos unidos con el cielo y que somos coherederos con Jesucristo.—Testimonies for the Church 4:16. HHD 11.5