Hijos e Hijas de Dios

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Será nuestro protector, 13 de diciembre

Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Salmos 27:5. HHD 356.1

Hay tal alegría y consuelo para los cristianos fieles y sinceros, que el mundo no puede entenderlo. Para ellos es un misterio. La esperanza del cristiano está repleta de inmortalidad y llena de gloria. Llega hasta más allá del velo, y es como un ancla segura y firme para el alma. Cuando la tormenta de la ira de Dios caiga sobre los impíos, su esperanza no dejará de realizarse, porque estarán escondidos en lo oculto de su tabernáculo.—The Youth’s Instructor, 5-1854. HHD 356.2

Tiempos difíciles están delante de nosotros; los juicios de Dios están cayendo sobre nuestro mundo. Las naciones de la tierra temblarán. Habrá pruebas y perplejidades por todos lados; los corazones de los hombres desfallecerán de temor. ¿Y qué haremos nosotros en aquel día? A pesar de que la tierra tambalee como un borracho, y sea removida como una choza, si hemos puesto nuestra confianza en Dios, él nos librará. “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. “Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal... Pues que a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”.—The Review and Herald, 15 de marzo de 1887. HHD 356.3

Cristo ve la terminación del conflicto. La batalla se riñe más y más encarnizadamente. Pronto vendrá con su justicia, y tomará posesión de todas las cosas terrenas. Hay señales de la inminencia de su venida. En aquel día de su venida, Cristo preservará a aquellos que lo han seguido, considerándolo el Camino, la Verdad y la Vida.—Carta 264, 1903. HHD 356.4