Hijos e Hijas de Dios

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Los destellos de su gloria, 28 de noviembre

Te ruego que me muestres tu gloria. Éxodo 33:18. HHD 341.1

Es nuestro privilegio elevarnos más y más en busca de revelaciones más claras del carácter de Dios. Cuando Moisés oró diciendo: “Te ruego que me muestres tu gloria”, el Señor no le desatendió, sino que le concedió lo que le pedía. Dios declaró a su siervo: “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti”. HHD 341.2

El pecado entenebrece nuestras mentes y ofusca nuestras percepciones. Cuando el pecado es eliminado de nuestro corazón, la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo, que ilumina su Palabra y es reflejada por la naturaleza, declarará en forma más y más cabal que Dios es “misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad”. HHD 341.3

En su luz veremos luz, hasta que la mente, el corazón y el alma estén transformados a la imagen de su santidad. HHD 341.4

Para quienes así se afirman en las divinas seguridades de la Palabra de Dios, hay maravillosas posibilidades. Ante ellos se extienden vastos campos de verdad, vastos recursos de poder. Cosas gloriosas serán reveladas. Se les manifestarán privilegios y deberes que no sospechaban en la Biblia. Cuantos anden por el sendero de la humilde obediencia, cumpliendo el propósito de Dios, HHD 341.5

Pero la preciosa fe inspirada por Dios comunica fuerza y nobleza de carácter. Al espaciarse en su bondad, su misericordia y su amor, la percepción de la verdad será cada vez más clara; el deseo de la pureza de corazón y de la claridad de pensamiento será también más elevado y santo.—El Ministerio de Curación, 369, 370. HHD 341.6