Hijos e Hijas de Dios

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Enoc, un hijo de Dios, 14 de enero

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Génesis 5:24. HHD 22.1

Las Escrituras dicen que Enoc tuvo un hijo a los sesenta y cinco años. Después anduvo con Dios durante trescientos años... Después del nacimiento de su primer hijo, Enoc alcanzó una experiencia más elevada, fue atraído a más íntima relación con Dios. Comprendió más cabalmente sus propias obligaciones y responsabilidades como hijo de Dios.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 71. HHD 22.2

La vida justa de Enoc contrastaba notablemente con la de la gente impía que lo rodeaba. Su piedad, su pureza, su integridad inalterable, eran el resultado de caminar con Dios, mientras la maldad del mundo era el resultado del hecho de que caminaban con el engañador de la humanidad. Nunca ha habido ni habrá una época de tinieblas morales tan densas como cuando Enoc vivió una vida de justicia irreprochable.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1088. HHD 22.3

En medio de una vida de activa labor, Enoc mantenía fielmente su comunión con Dios. Cuanto más intensas y urgentes eran sus labores, tanto más constantes y fervorosas eran sus oraciones... Después de permanecer algún tiempo entre la gente, trabajando para beneficiarla mediante la instrucción y el ejemplo, se retiraba con el fin de estar solo, para satisfacer su sed y hambre de aquella divina sabiduría que sólo Dios puede dar. Manteniéndose así en comunión con Dios, Enoc llegó a reflejar más y más la imagen divina. Tenía el rostro radiante de una santa luz, semejante a la que resplandece del rostro de Jesús. Cuando regresaba de estar en comunión con Dios, hasta los impíos miraban con reverencia ese sello del cielo en su semblante.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 74, 75. HHD 22.4