La Educación Cristiana

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El altar de la familia

Dios debe ser honrado en todo hogar cristiano con los sacrificios matutinos y vespertinos de oración y alabanza. Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración. Es deber de los padres cristianos levantar mañana y noche, por oración ferviente y perseverante, un cerco en derredor de sus hijos. ECR 156.2

En la iglesia del hogar los niños han de aprender a orar y a confiar en Dios. Enseñadles a repetir la ley de Dios. Así se instruyó a los israelitas acerca de los mandamientos: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Deuteronomio 6:7. Venid con humildad, con un corazón lleno de ternura, con una comprensión de las tentaciones y peligros que hay delante de vosotros mismos y de vuestros hijos; por la fe vinculadlos al altar, suplicando el cuidado del Señor por ellos. Educad a los niños a ofrecer sus sencillas palabras de oración. Decidles que Dios se deleita en que lo invoquen. ECR 156.3

¿Pasará por alto el Señor del cielo tales hogares, sin dejar una bendición en ellos? No, por cierto. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. Ellos oyen las alabanzas ofrecidas y la oración de fe, y llevan las peticiones a Aquel que ministra en el santuario en favor de su pueblo y ofrece sus méritos en su favor. ECR 156.4