La Educación Cristiana

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A los docentes y directores

Suplico a los directores de nuestros colegios que hagan uso de sano criterio y que trabajen sobre más alto nivel. Nuestros recursos educacionales deben purificarse de todas las escorias. Nuestras instituciones han de dirigirse basándose en principios cristianos si se quiere que triunfen de los obstáculos. Si son dirigidas atendiendo a planes de carácter mundanal, habrá falta de solidez en la obra, falta de un amplio discernimiento espiritual. La condición del mundo con anterioridad al primer advenimiento de Cristo es un cuadro de la condición del mundo precisamente en los días que precederán a su segunda venida. El pueblo judío fué destruido porque rechazó el mensaje de salvación enviado del cielo. ¿Seguirán los de esta generación, a los cuales ha dado Dios gran luz y oportunidades maravillosas, el curso de aquellos que rechazaron la luz para ruina suya? ECR 106.3

Muchos hay hoy día que tienen un velo sobre su rostro. Este velo consiste en la simpatía con las costumbres y prácticas del mundo, que les ocultan la gloria del Señor. Dios quiere que mantengamos nuestros ojos fijos en él, para que perdamos de vista las cosas de este mundo. ECR 107.1

A medida que se va introduciendo la verdad en la vida práctica, la norma ha de ser elevada de más en más para ponerse a la altura de las demandas de la Biblia. Esto hará necesaria la oposición a las modas, costumbres, prácticas y máximas del mundo. Las influencias mundanales, a semejanza de las olas del mar, baten contra los seguidores de Cristo para arrancarlos de los verdaderos principios de su mansedumbre y de su gracia; pero debemos permanecer en los principios tan firmes como una roca. El hacerlo exigirá valor moral, y aquellos cuyas almas no estén aseguradas a la Roca eterna serán arrastrados por la corriente mundana. Podremos quedar firmes solamente si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. La independencia moral está en su sitio cuando se opone al mundo. Poniéndonos en completa armonía con la voluntad de Dios, estaremos en situación ventajosa y veremos la necesidad de una separación terminante de las costumbres y prácticas del mundo. ECR 107.2

No hemos de elevar nuestra norma tan sólo un poquito sobre la norma del mundo, sino que hemos de hacer la diferencia incontestablemente evidente. La razón por la cual hemos tenido tan poca influencia sobre nuestros parientes y amigos incrédulos, es que ha habido una diferencia muy poco categórica entre nuestras prácticas y las del mundo. ECR 107.3

Muchos docentes permiten que sus mentes adopten una visión demasiado estrecha y baja. No mantienen constantemente ante su vista el plan divino, sino que fijan su mirada en los modelos mundanos. Alzad la vista a “donde Cristo está sentado a la diestra de Dios” y entonces trabajad para que vuestros alumnos se conformen a su perfecto carácter. Indicad a los jóvenes la escalera de ocho peldaños de Pedro y no coloquéis sus pies en el peldaño más alto sino en el más bajo, y con cálidos ruegos instadlos a trepar hasta la misma cumbre. ECR 108.1

Cristo, el que une el cielo con la tierra, es la escalera. La base de ella está firmemente asegurada en la tierra por su humanidad; el peldaño más alto alcanza hasta el trono de Dios por su divinidad. La humanidad de Cristo abraza a la humanidad caída en tanto que su divinidad se ase al trono de Dios. Somos salvos cuando ascendemos peldaño tras peldaño en la escalera mirando a Cristo, ascendiendo paso a paso hasta la altura de Cristo, de modo que él sea hecho para nosotros sabiduría, y justicia, y santificación y redención. Fe, virtud, ciencia, templanza, paciencia, bondad, amor fraternal y caridad, son los peldaños de esta escalera. Todas estas gracias deben manifestarse en el carácter cristiano; y “haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. 2 Pedro 1:10, 11. ECR 108.2

No es cosa fácil obtener el inestimable tesoro de la vida eterna. Nadie puede hacer esto e ir a la deriva con la corriente del mundo. Ha de salir del mundo, separarse de él, y no tocar lo inmundo. Nadie puede proceder como un mundano sin ser arrastrado por la corriente del mundo. Nadie hará progreso alguno en sentido ascendente sin esfuerzo perseverante. El que quiere vencer tiene que afirmarse en Cristo. No ha de mirar atrás, sino mantener la vista siempre en alto, obteniendo una gracia tras otra. La vigilancia individual es el precio de la seguridad. Satanás está jugando la partida de la vida por nuestra alma. No os inclinéis a su lado ni una pulgada, no sea que obtenga ventaja sobre vosotros. ECR 108.3

Si alguna vez alcanzamos el cielo será por ligar nuestras almas a Cristo, apoyarnos en él y romper las ataduras del mundo, sus locuras y sus encantos. Debe haber de nuestra parte una cooperación espiritual con los seres celestiales. Debemos creer, trabajar, orar, velar y esperar. Como hemos sido comprados por el Hijo de Dios, somos su propiedad y cada uno debiera recibir educación en la escuela de Cristo. Tanto docentes como alumnos deben hacer una obra diligente para la eternidad. El fin de todas las cosas está cerca. Se necesitan ahora hombres y mujeres armados y equipados para luchar en favor de Dios. ECR 109.1

No es al hombre a quien tenemos que enaltecer sino a Dios, el solo Dios verdadero y vivo. La vida desinteresada, el espíritu generoso y abnegado, la simpatía y el amor de aquellos que ocupan puestos de responsabilidad en nuestras instituciones, debieran tener una influencia purificadora y ennoblecedora que sería elocuente en la realización del bien. Sus palabras en los consejos no provendrían entonces de un espíritu engreído y arrogante, sino que sus discretas virtudes serían más valiosas que el oro. Si el hombre echa mano de la naturaleza divina, procediendo por adición, añadiendo gracia a gracia en la perfección de un carácter cristiano, Dios procederá por multiplicación. Dice él en su Palabra: “Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús”. 2 Pedro 1:2. ECR 109.2

“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová”. “Oh, hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno, y qué pida de ti Jehová: solamente hacer juicio, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios”. “¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia”. “Lavad, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos; dejad de hacer lo malo: aprended a hacer bien; buscad juicio, restituid al agraviado, oíd en derecho al huérfano, amparad a la viuda”. Jeremías 9:23, 24; Miqueas 6:8; 7:18; Isaías 1:16, 17. ECR 109.3

Estas son las palabras que Dios nos dirige. El pasado se halla en el libro donde todas las cosas están escritas. No podemos tachar lo escrito; pero si escogemos aprender aquellas palabras, el pasado nos enseñará sus lecciones. Al hacer de ese pasado nuestro instructor, debemos hacerlo también nuestro amigo. Al recordar un pasado desagradable, enséñenos éste a no incurrir en el mismo error. Nada se registre en el futuro que luego sea causa de remordimiento. ECR 110.1

Podemos evitar un mal informe. Con cada día que transcurre vamos haciendo nuestra historia. El ayer está fuera del alcance de nuestra enmienda o manejo; el hoy es lo único que nos pertenece. Luego, no contristemos hoy al Espíritu de Dios; pues mañana no podremos anular lo que hemos hecho. Hoy, será entonces ayer. ECR 110.2

Tratemos de seguir el consejo de Dios en todas las cosas, porque él es infinito en sabiduría. Aunque en el pasado no hemos llegado a hacer lo que pudiéramos haber hecho en favor de nuestros niños y jóvenes, arrepintámonos ahora y redimamos el tiempo. El Señor dice: “Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra: si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada: porque la boca de Jehová lo ha dicho”. Isaías 1:18-20. El mensaje: “Avanzad”, ha de oírse y repetirse todavía. Las cambiantes circunstancias que se suceden en nuestro mundo requieren una labor que convenga a estos cambios. El Señor necesita hombres de viva espiritualidad y de clara visión, hombres que en verdad estén recibiendo maná fresco del cielo. El Espíritu Santo obra sobre el corazón de tales hombres, y la Palabra de Dios hace brillar la luz en la mente, revelándoles más que nunca la verdadera sabiduría.—Testimonies for the Church 6:145-150. ECR 110.3

La educación dada a los jóvenes amolda toda la estructura social. Por todo el mundo la sociedad está en desorden y se necesita una completa transformación. Muchos creen que mejores recursos educacionales, mayor pericia y métodos más recientes pondrán las cosas en su lugar. Profesan creer y aceptar los oráculos vivos, y no obstante, dan a la Palabra de Dios un puesto inferior en el gran cuadro de la educación. Lo que debiera estar primero es hecho accesorio de las invenciones humanas. ECR 111.1

Es muy fácil dejarse llevar por planes, métodos y costumbres del mundo y no dedicar al tiempo en que vivimos o a la gran obra que debe hacerse más reflexión de la que dedicaron a su tiempo los contemporáneos de Noé. Existe el peligro constante de que nuestros educadores sigan el mismo camino que los judíos, amoldándose a costumbres, prácticas y tradiciones que Dios no dió. Con tenacidad y firmeza algunos se adhieren a viejos hábitos y a una afición por diversos estudios que no son esenciales, como si su salvación dependiese de estas cosas. Al hacer esto se apartan de la obra especial de Dios y dan a los estudiantes una educación deficiente y errónea. Las mentes son desviadas de un sencillo “Así dice Jehová” que entraña intereses eternos, hacia teorías y enseñanzas humanas. La revelación de Dios, verdad eterna e infinita, es explicada según interpretaciones humanas, cuando solamente el poder del Espíritu Santo puede revelar las cosas espirituales. La sabiduría humana es insensatez, pues pasa por alto el conjunto de las providencias de Dios, que miran a la eternidad. ECR 111.2

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Los reformadores no son destructores. Jamás tratarán de arruinar a los que no estén en armonía con sus planes ni se amolden a ellos. Los reformadores deben avanzar, no retroceder. Deben ser decididos, firmes, resueltos, indómitos; empero la firmeza no debe degenerar en un espíritu autoritario. Dios quiere que todos los que le sirvan sean firmes como una roca, en cuanto a principios se refiere; pero mansos y humildes de corazón, como lo fué Cristo. Entonces, permaneciendo en Cristo, podrán hacer la obra que él haría si estuviese en el lugar de ellos. Un espíritu brusco y condenador no es esencial para ser heroico en las reformas de este tiempo. Todos los métodos egoístas que se practiquen en el servicio de Dios son una abominación delante de él.—Joyas de los Testimonios 2:423, 424. ECR 111.3