La Educación Cristiana

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Capítulo 39—Algunos principios del sano vestir

La biblia nos enseña la modestia en el vestir. “Asimismo, que asistan las mujeres en traje modesto, adornándose con recato y sobriedad”. 1 Timoteo 2:9 (VM). Este pasaje prohibe la ostentación en el vestir, los colores chillones, los adornos profusos. Todo medio destinado a llamar la atención hacia la persona así vestida, o a despertar la admiración, queda excluido de la modesta indumentaria prescripta por la Palabra de Dios. ECR 284.1

Nuestro modo de vestir debe ser de poco costo; no con “oro, o perlas, o vestidos costosos”. 1 Timoteo 2:9. El dinero es un depósito que Dios nos ha confiado. No es nuestro para gastarlo en cosas que halaguen nuestro orgullo o ambición. En manos de los hijos de Dios el dinero es alimento para los hambrientos y ropa para los desnudos. Es defensa para los oprimidos, recurso de salud para los enfermos y un medio para predicar el Evangelio a los pobres. Se podría dar felicidad a muchos corazones mediante el prudente uso de los recursos que ahora se gastan para la ostentación. Considerad la vida de Cristo. Estudiad su carácter y compartid su abnegación. ECR 284.2

En la sociedad llamada cristiana se gasta en joyas y en vestidos inútilmente costosos lo que bastaría para dar de comer a todos los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación absorben los recursos con que se podría consolar y aliviar a los pobres y enfermos. Privan al mundo del Evangelio del amor de Cristo. ... ECR 284.3

Pero nuestra indumentaria, si bien modesta y sencilla, debe ser de buena calidad, de colores decentes, y apropiada para el uso. Deberíamos escogerla por su durabilidad más bien que para la ostentación. Debe proporcionarnos abrigo y protección adecuada. La mujer prudente descripta en los Proverbios “no tendrá temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles”. Proverbios 31:21. ECR 284.4

Nuestra ropa debe estar limpia. El desaseo en el vestir es contrario a la salud y, por tanto, perjudicial para el cuerpo y el alma. “¿No sabéis que sois templo de Dios? ... Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal”. 1 Corintios 3:16, 17. ECR 285.1

En todos respectos debemos vestir conforme a la higiene. “Sobre todas las cosas”, Dios quiere que tengamos salud tanto del cuerpo como del alma. Debemos colaborar con Dios para asegurar esa salud. En ambos sentidos nos beneficia la ropa saludable. ECR 285.2

Esta debe tener la donosura, belleza y la idoneidad de la sencillez. Cristo nos previno contra el orgullo de la vida, pero no contra su gracia y belleza natural. Dirige nuestra atención a las flores del campo, a los lirios de tan significativa pureza, y dice: “Ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos”. Mateo 6:29. Por medio de las cosas de la naturaleza, Cristo nos enseña cuál es la belleza que el cielo aprecia, la gracia modesta, la sencillez, la pureza, la corrección que harán nuestro atavío agradable a Dios. ECR 285.3

El vestido más hermoso es el que nos manda llevar como adorno del alma. No hay atavío exterior que pueda compararse en valor y en belleza con aquel “espíritu agradable y pacífico” que en su opinión es de “grande estima”. 1 Pedro 3:4. ECR 285.4