Liderazgo Cristiano

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Humildad

Andar ante el Señor con humildad—“Tomen toda la armadura de Dios, y nunca olviden las sandalias del evangelio de paz. No vayan hacia ningún hombre con un trato duro o con voz airada. Que los siervos de Dios anden ante él con humildad, ya sea que ocupen las posiciones más altas o realicen el más humilde servicio”.—Manuscrito 140, 1902. LC 29.1

Tiempo para humillarse—“Asegúrense de orar y de intercambiar ideas antes de trazar los planes, y luego, con el Espíritu de Cristo, lleven adelante la obra en unanimidad. Si algún hermano decide no cooperar con sus hermanos, y no tiene deseos de trabajar por causa de diferencias de opinión, hay un solo curso de acción a seguir. Humíllense delante de Dios y recurran a la oración, porque ustedes no pueden ni deben intentar trabajar en desacuerdo. LC 29.2

“Dios quitará su Espíritu y otro llevará la corona de quienes persistan en su propia terquedad y obstinación. Dios sólo acepta a quienes aprenderán de Cristo, estudiarán su Palabra, aprenderán lecciones de mansedumbre y humildad de corazón, lecciones de obediencia, buena voluntad en hacer la obra de la manera como Dios quiere, no a su manera finita...” Carta 4, 1890, (9 de marzo de 1890, a “Los hermanos en el África”). LC 29.3

“El amor al yo, el orgullo y la suficiencia propia yacen a la base de las mayores pruebas y discordias que alguna vez hayan existido en el mundo religioso. Vez tras vez el ángel me ha dicho: ‘Avanzad juntos, avanzad juntos, sed de un mismo parecer, de un mismo criterio. Cristo es el director, y vosotros sois hermanos; seguidlo’”.—El Evangelismo, 79. LC 29.4

“Caminen en la luz así como él está en la luz. Quienes caminen en las pisadas de Cristo no andarán en tinieblas, pero los que se aparten en una independencia no santificada, no podrán contar con la presencia ni las bendiciones de Dios en la obra... LC 29.5

“Los obreros se pueden colocar fácilmente donde el amor, el poder y la sabiduría divinos no los pueden alcanzar, donde no pueden recibir consejos que los ayuden en las pruebas y dificultades, porque no entenderían ni se apropiarían correctamente del rico tesoro de los cielos. Ellos se glorificarían a sí mismos y pensarían que su propio mérito es perfecto, y se afirmarían en su propia justicia”. Carta 4, 1890, (9 de marzo de 1890, a “Los hermanos en el África”). LC 29.6

Sabiduría de lo alto—“Se necesita hombres que sientan necesidad de la sabiduría de lo alto, hombres que estén convertidos de corazón, que entiendan que no son sino simples mortales pecadores que deben aprender sus lecciones en la escuela de Cristo antes de estar preparados para moldear otras mentes. Cuando los hombres han aprendido a depender de Dios, cuando tienen la fe que obra por el amor y purifica sus propias vidas, entonces no dejarán sobre los hombros de otros hombres las cargas que son penosas de sobrellevar”. Carta 83, 1896, (22 de mayo de 1896, a O. A. Olsen). LC 30.1

Liderazgo azaroso—“A usted le gusta la alabanza y la excitación, y ubicarse en primer plano. Se preocupa más por la aprobación y la alabanza de los hombres que por la aprobación de Dios. Usted dirige a otros. Ellos no saben hacia dónde usted los está dirigiendo y ni usted lo sabe, porque usted va hacia adelante de manera arriesgada, descuidada, impulsiva, sin un criterio sano ni sabiduría celestial. Dios le ha advertido. Dios le ha aconsejado. ¿Ha temblado usted como consecuencia de sus palabras? ¿Ha resistido las tentaciones? ¿Se ha separado cada vez más de las influencias mundanas?” Carta 3, 1882, p. 3, (1 de abril de 1882). LC 30.2

Dios exalta al humilde—“Quien represente a Dios en carácter, bondad, misericordia y lealtad incondicional a la causa y obra de Dios, es el más preparado para llevar responsabilidades y estar al mando. Cada uno necesita trabajar ahora por el hermano, amigo, vecino y extraño, liberando la mente de los desalientos que los acosan. La verdad debe ser magnificada. No debemos ser sorprendidos realizando movimientos extraños. Nadie debe procurar la exaltación. Mientras más humildemente nos movamos y trabajemos, más seremos exaltados con Dios. El regreso de Jesucristo a nuestro mundo no debería ser demorado más tiempo. Esta debe ser la nota tónica de cada mensaje”. Carta 39, 1898, p. 13, (27 de marzo de 1898, a los Hnos. Woods y Miller). LC 30.3

Tiempo para un cambio—“Los que ocupan posiciones de responsabilidad tienen mucho que aprender. Cuando los hombres sienten que sus ideas no tienen defectos, es tiempo de cambiarlo de su posición de presidentes a una posición de aprendizaje. Cuando piensan que sus ideas y criterios deberían ser aceptados sin discusión, demuestran que son incompetentes para la posición que ostentan. Dios no ve como el hombre ve. Cualquiera que sea la posición a la que sea llamada una persona, no se debería considerar que su juicio es perfecto. Dada la responsabilidad que se le ha confiado, se les hace más necesario que bajo cualquier otra circunstancia estar libre de todo egoísmo y manifestarse dispuesto a recibir consejos”. Manuscrito 55, 1897, (3 de junio de 1897, “El desarrollo de los obreros”). LC 30.4

La posición no santifica—“Salomón no tuvo nunca más riqueza ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: ‘Yo soy un niño pequeño, y no sé como me debo conducir’. 1 Reyes 3:7 (VM). LC 31.1

“Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la lección enseñada por la oración de Salomón. Cuanto más elevado sea el cargo que ocupe un hombre y mayor sea la responsabilidad que ha de llevar, más amplia será la influencia que ejerza y tanto más necesario será que confíe en Dios. Debe recordar siempre que juntamente con el llamamiento a trabajar le llega la invitación a andar con circunspección delante de sus semejantes. Debe conservar delante de Dios la actitud del que aprende. Los cargos no dan santidad de carácter. Honrando a Dios y obedeciendo sus mandamientos es como un hombre llega a ser realmente grande. LC 31.2

“El Dios a quien servimos no hace acepción de personas. El que dio a Salomón el espíritu de sabio discernimiento está dispuesto a impartir la misma bendición a sus hijos hoy. Su palabra declara: ‘Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da todos abundantemente y sin reproche, y le será dada’. Santiago 1:5. Cuando el que lleva responsabilidades desee sabiduría más que riqueza, poder o fama, no quedará chasqueado. El tal aprenderá del gran Maestro no sólo lo que debe hacer, sino también el modo de hacerlo para recibir la aprobación divina. LC 31.3

“Mientras permanezca consagrado, el hombre a quien Dios dotó de discernimiento y capacidad no manifestará avidez por los cargos elevados ni procurará gobernar o dominar. Es necesario que haya hombres que lleven responsabilidad; pero en vez de contender por la supremacía, el verdadero conductor pedirá en oración un corazón comprensivo, para discernir entre el bien y el mal”.—La Historia de Profetas y Reyes, 20, 21. LC 31.4

Los dirigentes necesitan aprender—“Los que aceptan puestos de responsabilidad en la obra de Dios deberían recordar siempre que al llamarlos a esta obra el Señor lo ha llamado también a andar con prudencia delante de él y delante de los hombres. En vez de creerse llamados a regentar, a dictar y mandar, deberían darse cuenta de que ellos mismos necesitan aprender. Cuando un obrero de responsabilidad no aprende esta lección, cuanto antes se lo releve de su responsabilidad tanto mejor será para él mismo y para la obra de Dios. Jamás un cargo imparte santidad y excelencia de carácter. Quien honra a Dios y guarda sus mandamientos recibe él mismo honores. LC 31.5

“Cada uno debería formularse con humildad la siguiente pregunta: ‘¿Soy apto para ocupar este cargo? ¿He aprendido a practicar la justicia y el juicio según los caminos del Señor?’ El ejemplo terrenal del Salvador nos fue dado para que no andemos en nuestra propia fuerza, sino que cada quien se considere ‘mozo pequeño’, según la expresión de Salomón”.—Joyas de los Testimonios 3:429, 430. LC 32.1

Una fatal decepción—“Hay un engaño terrible y fatal en que puede caer la mente humana. Debido a que los hombres están en puestos de confianza, relacionados con la obra de Dios, se exaltan en su propia estima y no disciernen que otras personas, tan preciosas a la vista de Dios como la suya propia, son descuidadas y tratadas con tosquedad, maltratadas, heridas y abandonadas para morir”.—Testimonios para los Ministros, 356. LC 32.2

Cultivar un sentimiento de humilde dependencia—“Los hombres a quienes el Señor llama para ocupar cargos importantes en su obra deben cultivar un sentimiento de humilde dependencia de él. No deben tratar de abarcar demasiada autoridad; porque Dios no los ha llamado a dominar, sino a hacer planes en cooperación con sus compañeros de labor. Todo obrero debe considerarse sujeto a los requerimientos y las instrucciones de Dios”.—Joyas de los Testimonios 3:418. LC 32.3