Alza tus Ojos

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Bendita seguridad, 2 de noviembre

No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5. ATO 318.1

Tenemos sólo una vida para vivir, y por medio de nuestra comunión diaria con Dios, y por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, tenemos apoyo constante al hacer las cosas que representarán a Cristo ante el mundo. Podemos no disponer de todas las comodidades que algunos tienen en cuanto a facilidades y bienes materiales, pero tenemos la bendita seguridad que Cristo dio a sus discípulos... Les dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Juan 14:1-3. ATO 318.2

¡Benditas palabras! Podemos recibir a Cristo en nuestros corazones, y será para nosotros esperanza, valor y gracia sustentadora. El Señor desea que confiemos completamente en El. Entonces, en la sencillez de nuestra fe, creeremos que Cristo hará por nosotros todo lo que ha prometido. Acudan todos al Salvador con la completa seguridad de que hará todo lo que ha prometido. ATO 318.3

No hay mejor manera de agradar al Salvador que teniendo fe en sus promesas. Su misericordia puede llegar a ti, y tus oraciones llegarán a El. Nada puede interrumpir esta línea de comunicación. Debemos aprender a llevar todas nuestras perplejidades a Jesucristo, porque El nos ayudará, escuchará nuestros pedidos. Podemos acudir a El, sin ninguna duda, en completa seguridad de fe, porque El es el camino viviente... ATO 318.4

Cuanto más insistimos en las peticiones que hacemos llegar a su trono, tanto más seguros estamos de recibir constantemente la abundante gracia de nuestro Señor Jesucristo. Tú no fortaleces el camino que recorres por [tener] fe. Pero creces en fuerza y seguridad porque tienes un Guía a tu lado, y puedes pedirle con perfecta fe que guíe rectamente tus pasos. ATO 318.5

Confía, entonces, en el Señor Jesús para que te guíe paso a paso en el sendero recto. Puedes obtener seguridad y fuerza en cada paso que das, porque puedes tener la seguridad de que tu mano está en la suya. Puedes “correr y no cansarte”, puedes “caminar y no desmayar”, porque puedes ver por fe que tienes tu mano en la de Cristo. No te hundirás en el desaliento, porque a medida que sigas conociendo al Señor, confiando en El, tendrás la seguridad de que Aquel que nunca abandona a quienes confían plenamente en El, es tu constante Ayudador.—Carta 213, del 2 de noviembre de 1905, dirigida a Mabel White, su nieta de 19 años.* ATO 318.6