Cada Día con Dios

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Preparación para la traslación, 8 de mayo

Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? 1 Corintios 4:7. CDCD 135.1

Para que el hombre pueda obtener esa vida que se mide con la de Dios, el Señor desbarata sus ambiciosos proyectos mundanos que, si se permite que anublen su mente, lo inhabilitarán para participar del mundo del futuro. CDCD 135.2

Dios nos está probando a todos. Nos confió talentos para ver si seremos plenamente desinteresados en el uso que hacemos de ellos. Nos dice claramente: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10. “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?”. Lucas 16:12. CDCD 135.3

Recordemos que vamos a ser juzgados por las leyes del reino de Cristo. No somos dueños de nosotros mismos para hacer lo que nos plazca. Hemos sido comprados por precio y las leyes del reino de Cristo, los diez santos preceptos, nos presentan la norma que debemos alcanzar. Dios es celoso de su ley. Prueba a cada hombre para ver si obedecerá o no. CDCD 135.4

El hombre pecó y la muerte es la paga del pecado. Cristo llevó el castigo y consiguió para el hombre un tiempo de prueba. En él estamos viviendo ahora. Se nos ha dado la oportunidad de probar que somos de valor a la vista del que dio a su Hijo unigénito para que no nos perdiéramos, sino que tuviésemos vida eterna. CDCD 135.5

Uno es nuestro Maestro, es a saber, Cristo. Debemos recordar que somos su herencia comprada con sangre. La voluntad de Dios debe llegar a ser la nuestra. Se nos han confiado dones físicos, mentales y espirituales. En la Biblia se da a conocer plenamente la voluntad del Señor. Dios espera que cada hombre use sus dones de tal modo que le den un mayor conocimiento de las cosas divinas, y lo capaciten para progresar, para que cada vez sea más refinado, noble y puro. CDCD 135.6

En este mundo los seres humanos deben prepararse para ocupar su lugar entre la nobleza del cielo. En este mundo deben prepararse para la traslación a las cortes de arriba. Los que emprendan esta tarea tal como lo indica la Biblia, llegarán a ser ejemplo, por medio de la gracia de Cristo, de lo que deben ser los que entren por las puertas en la ciudad.—Carta 80, del 8 de mayo de 1903, dirigida al Dr. J. H. Kellogg. CDCD 135.7