Cada Día con Dios

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No juguemos con el pecado, 6 de noviembre

Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego. Marcos 14:54. CDCD 317.1

Nadie se aventure a suponer que la misericordia de Dios lo abarca todo, para sentirse libre de pecar tanto como pueda, sin abandonar la esperanza de que finalmente Dios lo perdonará y lo salvará. Es sin duda una triste resolución seguir a Cristo tan lejos como sea posible, aventurándose a llegar tan cerca de los límites de la perdición como sea posible hacerlo, sin caer en ella. CDCD 317.2

Fue ciertamente un gran sacrificio el que hizo Cristo en favor del hombre al morir por él en la cruz. ¿Qué estamos dispuestos nosotros a sacrificar por su amor? Cristo dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15); no se trata de seleccionar uno, dos o nueve, sino los diez; debemos guardar todos sus mandamientos. Juan, al referirse a los que pretenden amar a Dios sin obedecer sus requerimientos, dice lo siguiente: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”. 1 Juan 2:4... CDCD 317.3

Jesús se encontraba entre los humildes de la tierra. No se ubicó junto a los eruditos rabinos o a los dirigentes. No se lo encontró entre los potentados de la tierra, sino entre los de baja condición... CDCD 317.4

Los ángeles del cielo no descendieron a la escuela de los profetas ni cantaron sus himnos en el templo o las sinagogas, sino que salieron al encuentro de seres humanos que eran lo suficientemente humildes como para recibir el mensaje. Cantaron las alegres nuevas del Salvador en las llanuras de Belén, mientras los grandes hombres, los dirigentes y los honorables quedaban en tinieblas, porque estaban perfectamente satisfechos con su situación y no sentían necesidad de una piedad mayor a la que tenían... CDCD 317.5

Los grandes hombres, y los que profesan ser sumamente buenos, pueden llevar a cabo obras terribles impulsados por su fanatismo y por lo exaltado del cargo que ocupan, y vanagloriarse al mismo tiempo de que están sirviendo a Dios. No conviene confiar en ellos. Usted y yo necesitamos a toda costa la verdad bíblica. Como los nobles bereanos, tenemos que escudriñar cada día las Escrituras con ferviente oración, para conocer la verdad, y entonces obedecerla a toda costa sin hacer caso de la opinión de los hombres grandes o buenos.—Carta 35, del 6 de noviembre de 1877, dirigida a Carolina Clough, una pariente no adventista. CDCD 317.6