Cada Día con Dios

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Fe perfecta, 14 de julio

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Proverbios 3:5. CDCD 202.1

Dios nos es un pronto auxilio en nuestras tribulaciones. Si está dispuesto a poner su confianza en él, hará pasar su bien delante de usted; lo guiará mediante su consejo. Su Santo Espíritu, sus providencias, las enseñanzas de su Palabra, todos serán medios para instruirlo y guiarlo en el camino del Señor. Su promesa para usted es: “No te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5. Por lo tanto puede decir con humildad, pero con firme confianza: “Este Dios será mi Dios para siempre”. CDCD 202.2

Se me ha instruido que le diga: “No confíe en el yo, sino en Dios”. Esta es la medida mediante la cual se nos juzga a la vista del cielo: Nuestra fe en Dios. Trate honestamente de hacer las obras de Dios. Conserve siempre la sencillez de la verdadera piedad: “El que peca contra mi, defrauda su alma”. Proverbios 8:36. Estudie las Escrituras, porque nada como esto afirmará su fe en Dios y su creencia en la verdad. Si está dispuesto a tener fe en Dios, no dejará de lograr la victoria. CDCD 202.3

No hable acerca de pruebas y desánimos. Aparte la vista de esas cosas y fíjela en Cristo. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29. Ha sido comprado con su sangre. No defraude al que dio su vida para que pudiera vencer. Fue tentado en todo como usted y yo lo somos, y a fin de resistir pasó noches enteras en oración y en comunión con su Padre. Cristo no dejó este mundo hasta que cada alma pudiera vivir una vida de perfecta fe y obediencia, y pudiera tener un carácter perfecto. CDCD 202.4

Cristo ha hecho posible para usted que viva su vida. Tiene sus preciosas palabras en la Biblia; crea en ellas, ponga en práctica sus enseñanzas. Nunca ponga en duda la Palabra de Dios. Si usted recibe esta Palabra en su vida, lo refinará y santificará, y aumentará sus posibilidades de servir. Usted tiene el privilegio de ayudar a los que lo necesitan, de dirigir palabras de ánimo a los desanimados. Recuerde que debe manifestar ante el mundo la luz de la gloria de Dios.—Carta 206, del 14 de julio de 1908, un testimonio personal. CDCD 202.5