Consejos para la Iglesia

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Dios prueba a aquellos a quienes estima

El hecho de que somos llamados a soportar pruebas demuestra que el Señor Jesús ve en nosotros algo muy precioso, que desea desarrollar. Si no viese en nosotros algo que puede glorificar su nombre, no dedicaría tiempo a refinarnos. No nos esmeramos en podar zarzas. Cristo no arroja a su horno piedras sin valor. Lo que él purifica es mineral valioso.10 CPI 97.2

A los hombres a quienes Dios destina para ocupar puestos de responsabilidad, él les revela en su misericordia sus defectos ocultos, a fin de que puedan mirar su interior y examinar con ojo crítico las complicadas emociones y manifestaciones de su propio corazón, y notar lo que es malo, para que puedan modificar su disposición y refinar sus modales. En su providencia, el Señor pone a los hombres donde él pueda probar sus facultades morales y revelar sus motivos, a fin de que puedan mejorar lo que es bueno en ellos y apartar lo malo. Dios quiere que sus siervos se familiaricen con el mecanismo moral de su propio corazón. A fin de lograrlo, permite con frecuencia que el fuego de la aflicción los asalte para que se purifiquen. “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata: porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”. Malaquías 3:2, 3.11 CPI 97.3

Dios conduce a su pueblo paso a paso. Coloca a sus seguidores en diferentes situaciones a fin de que se manifieste lo que hay en el corazón. Algunos soportan ciertas pruebas, pero fracasan en otras. A medida que se avanza en este proceso, el corazón es probado un poco más severamente. Si los que profesan ser hijos de Dios, encuentran que su corazón se opone a esta obra directa, deben convencerse de que tienen que hacer algo para vencer, si no quieren ser vomitados de la boca del Señor.12 CPI 98.1

Tan pronto como reconocemos nuestra incapacidad para hacer la obra de Dios, y nos sometemos a él para ser guiados por su sabiduría, el Señor puede trabajar con nosotros. Si estamos dispuestos a desterrar el egoísmo de nuestra alma, él suplirá todas nuestras necesidades.13 CPI 98.2