Consejos para la Iglesia

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Ninguno puede servir a dos señores

Cristo señala aquí a dos señores: Dios y el mundo, y nos revela claramente que resulta simplemente imposible servir a ambos. Si predominan nuestro interés y amor por este mundo, no apreciaremos las cosas que sobre todas las demás son dignas de nuestra atención. El amor al mundo excluirá el amor a Dios, y subordinará nuestros intereses más elevados a las consideraciones mundanales. Dios no ocupará así en nuestros afectos y devociones un lugar tan exaltado como las cosas del mundo. CPI 585.1

Satanás obra con los hombres con más cuidado que con Cristo en el desierto de la tentación, porque sabe que allí perdió la batalla. Es un enemigo vencido. No se presenta al hombre directamente para exigirle el homenaje de un culto exterior. Pide simplemente a los hombres que pongan sus afectos en las buenas cosas de este mundo. Si logra ocupar la mente y los afectos, los atractivos celestiales se eclipsan. Todo lo que quiere del hombre es que caiga bajo el poder seductor de sus tentaciones, que ame el mundo, la ostentación y los altos puestos, que ame el dinero y ponga sus afectos en los tesoros terrenales. Si lo logra, obtiene todo lo que pidió de Cristo.4 CPI 585.2