Consejos para la Iglesia

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Consejo acerca del número de hijos

Los hijos son la herencia del Señor, y somos responsables ante él por el manejo de su propiedad. Trabajen los padres por los suyos, con amor, fe y oración, hasta que gozosamente puedan presentarse a Dios diciendo: “He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová”. CPI 262.1

Dios quiere que los padres actúen como seres racionales y vivan de tal manera que cada hijo reciba la debida educación, y que la madre tenga fuerza y tiempo para emplear sus facultades mentales en la disciplina de sus pequeñuelos a fin de que sean dignos de alternar con los ángeles. Ella debe tener valor para desempeñar noblemente su parte y hacer su obra en el temor y amor de Dios, a fin de que sus hijos resulten en bendición para la familia y la sociedad. CPI 262.2

El esposo y padre debe considerar todas estas cosas, no sea que su esposa se vea recargada y así abrumada de abatimiento. Debe procurar que la madre de sus hijos no se vea en situación tal que no pueda atender con justicia a sus numerosos pequeñuelos y darles la debida preparación. CPI 262.3

Hay padres que, sin considerar si pueden o no atender con justicia a una familia grande, llenan su casa de pequeñuelos desvalidos, que dependen por completo del cuidado y la instrucción de sus padres. Este es un perjuicio grave, no sólo para la madre, sino para sus hijos y la sociedad. CPI 263.1

El que haya año tras año un niño en los brazos de la madre significa una gran injusticia para ella. Reduce, y a menudo destruye, para ella, el placer social y aumenta la miseria doméstica. Priva a sus hijos del cuidado, de la educación y de la felicidad que los padres tienen el deber de otorgarles. CPI 263.2

[Los padres] deben considerar con calma cómo han de proveer para sus hijos. No tienen derecho de traer al mundo hijos para que sean una carga para otros. CPI 263.3

¡Cuán poco se tiene en cuenta el destino del niño! Sólo se piensa en satisfacer la pasión, y se imponen a la esposa y madre cargas que minan su vitalidad y paralizan su fuerza espiritual. Con la salud quebrantada y el ánimo abatido se ve rodeada de un pequeño rebaño al cual no puede atender como debiera. Careciendo de la instrucción que debieran recibir, los niños crecen para deshonrar a Dios y comunicar a otros lo malo de su propia naturaleza, y así se forma un ejército al cual Satanás maneja como quiere.7 CPI 263.4