Consejos para la Iglesia

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Cuando surgen diferencias

Si ambos esposos no sometieron su corazón a Dios es asunto difícil arreglar las dificultades familiares, aun cuando ellos procuren hacerlo con justicia en lo que respecta a sus diversos deberes. ¿Cómo pueden los esposos dividir los intereses de su vida hogareña y seguir manifestándose amante confianza? Debieran tener un interés unido en todo lo que concierne al hogar y si la esposa es cristiana aunará su interés con el de su esposo como compañero suyo; porque el marido debe ocupar el lugar de jefe de la familia. CPI 234.2

Su espíritu no es correcto. Cuando usted decide algo, no pesa bien el asunto ni considera lo que será el efecto si se aferra a sus opiniones y en forma independiente las entreteje con sus oraciones y su conversación, cuando sabe que su esposa no opina como usted. En vez de respetar los sentimientos de su esposa y evitar cuidadosamente, como caballero, los temas acerca de los cuales ustedes difieren, ha insistido en espaciarse en los puntos dudosos y en expresar sus opiniones sin consideración para quienes lo rodeaban. Le ha parecido que los demás no tenían derecho a no ver las cosas como usted. El árbol cristiano no produce tales frutos. CPI 234.3

Hermano mío, hermana mía, abrid la puerta del corazón para recibir a Jesús. Invitadle a entrar en el templo del alma. Ayudaos mutuamente a vencer los obstáculos que se encuentran en la vida matrimonial de todos. Arrostraréis un fiero combate para vencer a vuestro adversario el diablo, y si queréis que Dios os ayude en la batalla, debéis estar unidos en la decisión de vencer y de mantener los labios sellados para no decir mal alguno, aun cuando hayáis de caer de rodillas y clamar: “Señor, reprime al adversario de mi alma”. CPI 235.1

Si se cumple la voluntad de Dios, ambos esposos se respetarán mutuamente y cultivarán el amor y la confianza. Cualquier cosa que habría de destruir la paz y la unidad de la familia debe reprimirse con firmeza, y debe fomentarse la bondad y el amor. El que manifiesta un espíritu de ternura, tolerancia y cariño notará que se le trata con el mismo espíritu. Donde reina el Espíritu de Dios, no se hablará de incompatibilidad en la relación matrimonial. Si de veras se forma en nosotros Cristo, esperanza de gloria, habrá unión y amor en el hogar. El Cristo que more en el corazón de la esposa concordará con el Cristo que habite en el del marido. Se esforzarán juntos por llegar a las mansiones que Cristo fue a preparar para los que le aman. CPI 235.2

Los que consideran la relación matrimonial como uno de los ritos sagrados de Dios, protegidos por su santo precepto, serán gobernados por los dictados de la razón.4 CPI 235.3

A veces en la vida matrimonial hombres y mujeres obran como niños indisciplinados y perversos. El marido quiere salir con la suya y ella quiere que se haga su voluntad, y ni uno ni otro quiere ceder. Una situación tal no puede sino producir la mayor desdicha. Ambos debieran estar dispuestos a renunciar a su voluntad u opinión. No pueden ser felices mientras ambos persistan en obrar como les agrade.5 CPI 235.4

Sin tolerancia y amor mutuos ningún poder de esta tierra puede mantenerla a usted ni a su marido en los lazos de la unidad cristiana. El compañerismo de ambos en el matrimonio debiera ser estrecho, tierno, santo y elevado, e infundir poder espiritual a su vida, para que pudiesen ser el uno para el otro todo lo que la Palabra de Dios requiere. Cuando lleguen a la condición que Dios quiere verles alcanzar, hallarán el cielo aquí y a Dios en su vida. CPI 236.1

Recuerden ustedes mi querida hermana y hermano, que Dios es amor y que por su gracia pueden ustedes hacerse felices el uno al otro, como prometieron en su voto matrimonial.6 CPI 236.2

Mediante la gracia de Cristo podréis obtener la victoria sobre vosotros mismos y sobre vuestro egoísmo. Si vivís la vida de Cristo, si a cada paso consentís al sacrificio, si manifestáis constantemente una simpatía siempre mayor para con aquellos que necesitan ayuda, obtendréis victoria tras victoria. Día tras día aprenderéis a dominaros y a fortalecer los puntos débiles de vuestros caracteres. El Señor Jesús será vuestra luz, vuestra fuerza, vuestra corona de gozo, porque habréis sometido vuestra voluntad a la suya.7 CPI 236.3