Consejos para la Iglesia

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El amor es un don precioso de Jesús

El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento sino un principio. Los que son movidos por el amor verdadero no carecen de juicio ni son ciegos. CPI 206.2

Existe muy poco amor verdadero, consagrado y puro. Se trata de algo muy escaso. La pasión se denomina amor. CPI 206.3

El amor verdadero es un principio santo y elevado, por completo diferente en su carácter del amor despertado por el impulso, que muere de repente cuando es severamente probado. CPI 206.4

El amor es una planta de crecimiento celestial, y tiene que ser cultivado y nutrido. Los corazones afectuosos y las palabras veraces y bondadosas harán felices a las familias y ejercerán una influencia elevadora sobre todos los que lleguen a estar en su esfera de influencia. CPI 206.5

Mientras que el amor puro considera a Dios en todos sus planes y se mantendrá en armonía perfecta con el Espíritu de Dios, la pasión se manifestará temeraria e irracional, desafiará todo freno y hará un ídolo del objeto de su elección. En todo el comportamiento de quien posee verdadero amor, se revelará la gracia de Dios. La modestia, la sencillez, la sinceridad, la moralidad y la religión caracterizarán cada paso que dé hacia una alianza matrimonial. Los que son así gobernados no se verán absorbidos por su compañía mutua, a costa de su interés en la reunión de oración y el servicio religioso. Su fervor por la verdad no morirá porque descuiden las oportunidades y los privilegios que Dios les ha concedido misericordiosamente. CPI 207.1

El amor que no tiene mejor fundamento que la simple satisfacción sensual será obstinado, ciego e ingobernable. El honor, la verdad y toda facultad noble y elevada del espíritu caen bajo la esclavitud de las pasiones. Con demasiada frecuencia el hombre atado por las cadenas de esa infatuación resulta sordo a la voz de la razón y de la conciencia; ni los argumentos ni las súplicas le inducirán a ver la insensatez de su conducta. CPI 207.2

El verdadero amor no es una pasión violenta, incendiaria e impetuosa. Por el contrario, es de naturaleza serena y profunda. Mira más allá del exterior y sólo le atraen las cualidades. Es prudente y discernidor, y su devoción es verdadera y permanente. CPI 207.3

El amor, elevado por sobre la esfera de la pasión y del impulso, se espiritualiza y se revela en las palabras y los actos. El cristiano debe manifestar ternura y amor santificados, en los cuales no haya impaciencia ni inquietud; los modales duros y toscos deben ser suavizados por la gracia de Cristo.2 CPI 207.4