Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
Educación temprana del apetito
346. Difícil sería exagerar la importancia que tiene el hacer adquirir a los niños buenos hábitos dietéticos. Necesitan aprender que comen para vivir y no viven para comer. Esta educación debe empezar cuando la criatura está todavía en brazos de su madre. Hay que darle alimento tan sólo a intervalos regulares, y con menos frecuencia conforme va creciendo. No hay que darles dulces ni comida de adultos pues no la puede digerir. El cuidado y la regularidad en la alimentación de las criaturas no sólo fomentarán la salud, y así las harán sosegadas y de genio apacible, sino que echarán los cimientos de hábitos que las beneficiarán en los años subsiguientes.
CRA 270.5
Cuando los niños salen de la infancia todavía hay que educar con el mayor cuidado sus gustos y apetitos. Muchas veces se les permite comer lo que quieren y cuando quieren, sin tener en cuenta su salud. El trabajo y el dinero tantas veces malgastados en golosinas perjudiciales para la salud inducen al joven a pensar que el supremo objeto de la vida, y lo que reporta mayor felicidad, es poder satisfacer los apetitos. El resultado de tal educación es que el niño se vuelve glotón; después le sobrevienen las enfermedades, que son seguidas generalmente por la administración de drogas venenosas.
CRA 270.6
Los padres deben educar los apetitos de sus hijos, y no permitir que hagan uso de alimentos nocivos para la salud. Pero en el esfuerzo por regular la alimentación, debemos cuidar de no cometer el error de exigir a los niños que coman cosas desagradables, ni más de lo necesario. Los niños tienen derechos y preferencias que, cuando son razonables, deben respetarse.
CRA 271.1
Las madres que satisfacen los deseos de sus hijos a costa de la salud y del genio alegre, siembran males que no dejarán de brotar y llevar fruto. El empeño por satisfacer los apetitos se intensifica en los niños a medida que crecen, y queda sacrificado el vigor mental y físico. Las madres que obran así cosechan con amargura lo que han sembrado. Ven a sus hijos criarse incapacitados en su mente y carácter para desempeñar noble y provechoso papel en la sociedad o en la familia. Las facultades espirituales, intelectuales y físicas se menoscaban por la influencia del alimento malsano. La conciencia se embota, y se debilita la disposición a recibir buenas impresiones.
CRA 271.2
Mientras se les enseña a los niños a dominar su apetito y a comer teniendo en cuenta los intereses de la salud, hágaseles ver que sólo se privan de lo que les sería perjudicial; que renuncian a ello por algo mejor. Hágase la mesa amena y atractiva, al surtirla con las cosas buenas que Dios ha dispensado con tanta generosidad. Sea la hora de comer una hora de contento y alegría. Al gozar de los dones de Dios, correspondámosle con agradecida alabanza.—El Ministerio de Curación, 297-299 (1905).
CRA 271.3
347. Muchos padres, para evitar la tarea de educar pacientemente a sus hijos en hábitos de abnegación, y enseñarles a usar correctamente las bendiciones de Dios, les permiten comer y beber cuando les agrada. El apetito y la satisfacción propia, a menos que sean restringidos positivamente, crecen con el crecimiento y se fortalecen con la fuerza. Al iniciarse estos niños en la vida, y tomar su lugar en la sociedad, carecen de poder para resistir la tentación. La impureza moral y la grosera iniquidad abundan por doquiera. La tentación a satisfacer el apetito y los caprichos no ha disminuido con el transcurso de los años, y los jóvenes por lo general se rigen por los impulsos, y son esclavos del apetito. En la glotonería, en el fumador y en el bebedor, vemos los resultados de una educación deficiente.—Testimonies for the Church 3:564 (1875).
CRA 272.1
1697
CRA
Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
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