Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

160/442

Sección 12—El régimen durante el embarazo

Influencias prenatales

333. Muchos padres creen que el efecto de las influencias prenatales es cosa de poca monta; pero el cielo no las considera así. El mensaje enviado por un ángel de Dios y reiterado en forma solemnísima merece que le prestemos la mayor atención. CRA 255.1

Al hablar a la madre hebrea, Dios se dirige a todas las madres de todos los tiempos. “Guardará—dijo el ángel—todo lo que le mandé”. Jueces 13:14. El bienestar del niño dependerá de los hábitos de la madre. Ella tiene, pues, que someter sus apetitos y sus pasiones al dominio de los buenos principios. Hay algo que ella debe rehuir, algo contra lo cual debe luchar si quiere cumplir el propósito que Dios tiene para con ella al darle un hijo. Si antes del nacimiento de éste, la madre procura complacerse a sí misma, si es egoísta, impaciente e imperiosa, estos rasgos de carácter se reflejarán en el temperamento del niño. Así se explica que muchos hijos hayan recibido por herencia tendencias al mal que son casi irresistibles. CRA 255.2

Pero si la madre se atiene invariablemente a principios rectos, si es templada y abnegada, bondadosa, apacible y altruista, puede transmitir a su hijo estos mismos preciosos rasgos de carácter. Muy terminante fue la prohibición impuesta a la madre de Sansón respecto al vino. Cada gota de bebida alcohólica que la madre toma para halagar al paladar compromete la salud física, intelectual y moral de su hijo, y es un pecado positivo contra su Creador. CRA 255.3

Muchos insisten en que debe satisfacerse todo antojo de la madre; sostienen que si desea un alimento cualquiera, por nocivo que sea, este deseo debe ser ampliamente satisfecho. Esto es falso y entraña peligro. Las necesidades físicas de la madre no deben descuidarse en manera alguna. Dos vidas dependen de ella, y sus deseos deben ser cariñosamente atendidos, y sus necesidades satisfechas con liberalidad. Pero en este período más que nunca debe evitar, en su alimentación y en cualquier otro asunto, todo lo que pudiera menoscabar la fuerza física o intelectual. Por mandato de Dios mismo, la madre está bajo la más solemne obligación de ejercer dominio propio.—El Ministerio de Curación, 288, 289 (1905). CRA 256.1

334. Cuando el Señor quiso establecer a Sansón como libertador de su pueblo, recomendó a la madre ciertos hábitos de vida correctos antes que naciera su hijo. Y la misma prohibición iba a ser impuesta al niño desde su cuna; porque había de ser consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. CRA 256.2

El ángel de Dios apareció a la esposa de Manoa, y le informó que iba a nacerle un hijo; y en vista de esto le dio indicaciones importantes: “Ahora, pues, no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda”. Jueces 13:4. CRA 256.3

Dios tenía una obra importante para el niño prometido a Manoa, y con el fin de obtener para él las cualidades necesarias para esta obra, los hábitos de la madre y del niño iban a ser muy cuidadosamente regidos. “No beberá vino ni sidra” fue la instrucción dada por el ángel a la esposa de Manoa, “y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé”. Jueces 13:14. El niño será afectado para bien o para mal por los hábitos de la madre. Ella misma tiene que ser dominada por los buenos principios, y debe observar las leyes de la temperancia y el dominio propio, si quiere asegurar el bienestar de su hijo.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 37, 38 (1890). CRA 256.4