Joyas de los Testimonios 1

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Es tiempo de velar

Se me mostró la magnitud e importancia de la obra que nos espera. Pero son pocos los que se dan cuenta del verdadero estado de las cosas. Todos los que están dormidos y no pueden comprender la necesidad de vigilancia y alarma, serán vencidos. Los jóvenes se están levantando para entrar en la obra de Dios; algunos de ellos comprenden apenas el carácter sagrado y la responsabilidad de la obra. Tienen poca experiencia en el ejercicio de la fe y en el anhelo y hambre del Espíritu de Dios que siempre producen resultados. Algunos hombres de capacidad, que podrían desempeñar puestos importantes, no saben qué espíritu los anima. La liviandad les es tan natural como lo es para el agua correr hacia abajo. Hablan de insensateces y bromean con niñas, mientras casi diariamente oyen las verdades más solemnes y conmovedoras. Estos hombres tienen una religión meramente intelectual, pero su corazón no está santificado por las verdades que oyen. Los tales no pueden conducir a otros a la Fuente de aguas vivas antes de haber bebido de sus raudales ellos mismos. 1JT 400.1

No es éste un tiempo que se pueda dedicar a la liviandad, la vanidad o las trivialidades. Las escenas de la historia de esta tierra están por clausurarse. Las mentes a las cuales se les ha permitido alimentar pensamientos degradantes necesitan transformarse. Dice el apóstol Pedro: “Teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado: como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación: porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” 1 Pedro 1:13-16. 1JT 400.2

Los pensamientos deben concentrarse en Dios. Deben sujetarse en obediencia a la voluntad del Señor. No se deben tributar ni esperar alabanzas, porque esto tendería a fomentar en los hombres la confianza en sí mismos más bien que a aumentar su humildad; a corromperlos más bien que a purificarlos. Los que están realmente preparados y sienten que deben desempeñar una parte en relación con la obra de Dios, se sentirán oprimidos por su comprensión del carácter sagrado de la obra, como un carro bajo las gavillas. Ahora es el momento de hacer los esfuerzos más fervientes para vencer los sentimientos naturales del corazón carnal. 1JT 401.1